John Kerry manifestó su preocupación por la crisis política y social que atraviesa Egipto

El secretario de Estado estadounidense lamentó que las autoridades declararan "organización terrorista" a los Hermanos Musulmanes. Las últimas manifestaciones dejaron el saldo de un muerto y cinco heridos

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El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, manifestó "su preocupación porque el gobierno interino egipcio designara grupo terrorista a los Hermanos Musulmanes el 25 de diciembre y por las últimas detenciones", declaró Jen Psaki, vocero diplomático estadounidense.

En conversación con su homólogo egipcio, Nabil Fahmy, acordaron "que en Egipto no puede haber espacio para la violencia y que el pueblo egipcio merece paz y tranquilidad".

Asimismo, "condenó el atroz atentado con bombas", en el que murieron 15 personas, del cual los Hermanos Musulmanes se deslindan.

Además, el jueves murió una persona en enfrentamientos entre estudiantes universitarios partidarios del ex presidente Mursi y adversarios a él, según el Ministerio del Interior.

Antes, el general Abdel Fatah al Sisi, jefe del Ejército y hombre fuerte del país, reaccionó al ataque con la promesa de "eliminar" a los terroristas y recuperar la "estabilidad".

Los vidrios del autobús estallaron en pedazos por una bomba colocada al borde de la carretera en El Cairo que hirió levemente a cinco personas, según responsables de los servicios de seguridad y de salud.

Es el primer atentado que afecta únicamente a civiles desde que los militares derrocaron en julio al presidente islamista Mohamed Mursi, procedente de la cofradía de los Hermanos Musulmanes. Pero es posible que la bomba estallara antes de tiempo.

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Un general de la policía, Mohamed Gamal, mostró una segunda bomba de fabricación casera, desactivada. Explicó que había sido colocada en un panel publicitario cercano y debía estallar cuando llegasen las fuerzas de seguridad al lugar, tras la primera explosión.

"Iba a ser detonada a distancia", precisó a la AFP el vocero del ministerio del Interior, Hany Abdel Latif, convencido de que el ataque intenta "aterrorizar a la gente antes del referéndum" constitucional previsto para el 14 y 15 de enero.

Desde el derrocamiento y detención de Mursi, Egipto entró en una espiral de violencia. Las autoridades reprimen a fuego y sangre a los islamistas y algunos de éstos, los más radicales, cometen ataques que ya mataron a más de un centenar de policías y soldados.

El martes de madrugada, un kamikaze lanzó un coche contra el cuartel general de la policía en Mansura, a un centenar de kilómetros de El Cairo, y mató a 15 personas, entre ellas, 14 policías.

El movimiento yihadista Ansar Beit al Maqdes, asentado en el Sinaí y afín a Al Qaeda, reivindicó el ataque, que fue condenado "duramente" por los Hermanos Musulmanes. Pero aún así, los habitantes arremetieron contra la cofradía, dando rienda suelta a su ira.

Este grupo yihadista, compuesto sobre todo por beduinos del Sinaí egipcio, critica la entrada de los Hermanos Musulmanes en la arena política y aboga por la acción armada.

Tras los atentados, gran parte de la población la emprendió contra la cofradía. "¡Son perros!", gritaba Fadia, de 40 años de edad.

Describiendo el ambiente que vive el país, un conductor de taxi en El Cairo dijo a la AFP: "Actualmente, tengo miedo de los pasajeros en mi taxi, y ellos, de mí".

     

Manifestaciones y periódico prohibidos

Al día siguiente del atentado de Mansura, el Gobierno acusó de su autoría al movimiento islamista creado en 1928 en Egipto y lo declaró "organización terrorista".

Como consecuencia de ello, cientos de miles de miembros de la cofradía quedarán sometidos a una ley antiterrorista promulgada en 1992. Este jueves, la fiscalía egipcia dictó prisión preventiva para una veintena de miembros de la cofradía acusados de pertenecer a un grupo terrorista, mientras que otros 16 fueron detenidos por arrojar panfletos, informaron los medios estatales.

El vocero del Ministerio del Interior, Hany Abdel Latif, indicó que los dirigentes de la cofradía podrían ser condenados a la pena capital.

Además, el diario de la cofradía, Libertad y Justicia, pasa a ser definitivamente ilegal, al igual que el partido del mismo nombre, que ganó todas las elecciones organizadas desde 2011, año en que una revuelta acabó con tres décadas de presidencia de Hosni Mubarak, que marginó a los Hermanos Musulmanes.

Cualquier persona en posesión de publicaciones o grabaciones de la cofradía puede ser condenada a hasta cinco años de cárcel.

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A pesar de las prohibiciones, estudiantes de la Universidad Al Azhar se reunieron el jueves de noche antes de que estallaran los incidentes con los contrarios a Mursi, en los que hubo un muerto, según el ministerio del Interior.

Las autoridades suelen acusar a los Hermanos Musulmanes de ayudar y de financiar los atentados contra las fuerzas de seguridad, pero sin aportar pruebas sobre el presunto vínculo entre los combatientes yihadistas y la cofradía, defensora de un islam político más moderado.

Los Hermanos Musulmanes, salidos de la clandestinidad tras la caída de Mubarak, podrían radicalizarse tras verse desposeídos de una presidencia que alcanzaron en las urnas.

La mayoría de la dirección de esta cofradía se encuentra en prisión, lo que podría llevar a algunos de sus "miembros a abrazar la violencia", señala Omar Ashour, especialista en Oriente Medio de la Universidad de Exeter.

Al destituir a Mursi, los militares prometieron una "transición democrática", que debe comenzar con el referéndum constitucional y terminar con elecciones legislativas y presidenciales en 2014.

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