La Asamblea Nacional Popular (ANP), máximo órgano legislativo del país oriental, aprobó la abolición de los campos de reeducación, establecidos hace más de medio siglo, asegurando que "ya han cumplido su propósito".
La ANP secundó esta medida, ya anunciada tras el Plenario del Partido Comunista chino (PCCh) del pasado noviembre, durante la sesión que celebra esta semana y que finalizará el próximo 28 de diciembre, según informa este miércoles la agencia oficial Xinhua.
"Los legisladores reconocieron la importancia que los laojiao (campos de reeducación) han tenido en salvaguardar la seguridad pública, mantener el orden social y corregir a los delincuentes", dice la agencia.
Pero acordaron que el programa sea sustituido por otras "estrategias correccionales, nuevas leyes y regulaciones", añade.
Los campos se han convertido en algo "superfluo", ya que el sistema legal se ha desarrollado y la "misión histórica de los liajiao se ha completado", consideraron los legisladores.
La decisión de abolir los campos de reeducación, adonde las autoridades envían normalmente a peticionarios o activistas religiosos sin que haya juicio previo, fue bien recibida en un principio por las organizaciones de derechos humanos.
No obstante, algunas organizaciones, como Amnistía Internacional, han denunciado ya que éstos vuelven a abrirse bajo otras "etiquetas".
El Legislativo también aprobó esta semana la relajación de la política del hijo único, como estaba previsto, de forma que las parejas puedan tener hasta dos vástagos si uno de ellos no tiene hermanos (hasta ahora esta condición tenía que cumplirse tanto en el caso de la madre como del padre).
Con esta medida los expertos calculan que podrían nacer dos millones de bebés más al año en el país (actualmente son unos siete millones).
La medida busca también reequilibrar la población femenina y masculina, actualmente descompensada con hasta 115 hombres por cada 100 mujeres, así como aumentar la población activa, que empezó a caer el año pasado, indica Xinhua.
Éstas y otras reformas fueron prometidas el pasado 15 de noviembre por el Partido Comunista tras su plenario anual, y dado el control que la formación política ejerce sobre la ANP, no se esperaban grandes sorpresas en el debate de esta semana.
Por otro lado, el Gobierno chino abogó por profundizar las reformas rurales e impulsar la modernización agraria tras una conferencia sobre trabajo rural que concluyó este martes.
A dicha conferencia asistieron el presidente, Xi Jinping, el primer ministro, Li Keqiang, y los otros cinco miembros del Comité Permanente (mayor órgano de poder chino).
La urbanización del país es uno de los grandes retos del gobierno chino, que pretende vertebrar una clase media que aumente el consumo interno y relaje la dependencia del comercio exterior.