La Primera Guerra Mundial fue uno de los conflictos bélicos más sangrientos de la historia, que dejó un saldo de casi diez millones de fallecidos, más de 20 millones de heridos y cerca de 8 millones de desaparecidos. Sin embargo, en la noche de 1914, un bando alemán que se encontraba en Ypres, Bélgica, descubrió un camino del que surgían algunas luces que no formaban parte del paisaje habitual.
Al final del camino se encontraba el ejército británico que, refugiado en sus trincheras, escuchó la llegada del enemigo. Lo curioso del caso es que los integrantes de las Potencias Centrales se acercaron cantando villancicos, un hecho que provocó que los Aliados salgan cautelosamente para acercarse a los extraños invasores.
Así, el territorio se fue poblando de soldados de ambos bandos hasta llegar al punto de la confraternización. En ese lugar, unos y otros compartieron los recuerdos más emotivos, y terminaron la velada jugando un partido de fútbol. La leyenda dice que los alemanes se impusieron por 2 a 1, aunque el resultado significó lo menos importante para una noche en la que la paz fue la verdadera ganadora. Lamentablemente, tras esa distinguida Navidad, el conflicto bélico continuó durante otros tres años, y el ruido de los cañones volvió a retumbar en el recuerdo de los más infelices.