"Estamos preparando la ofensiva de leyes habilitantes porque vamos a lanzar una ofensiva demoledora contra la corrupción y los corruptos", afirmó el presidente venezolano Nicolás Maduro. Afirmó que "va a corregir de raíz este problema".
Según el bolivariano, esta "ofensiva demoledora con la habilitante" tendrá las mismas características "de la ofensiva económica". Sin dar tantos detalles, dijo que los "grandes temas, la economía, la nueva ética, son temas vitales para que el Plan de la Patria se despliegue con libertad hacia el futuro". Sólo adelantó que en estas nuevas leyes "existirá castigo severo a todas las formas de corrupción".
El asunto de la corrupción ha sido el estandarte de Maduro para presionar y lograr la Ley Hbilitante para gobernar por decreto. Desde que ganó, con un margen ajustadísimo, las elecciones presidenciales frente a Henrique Capriles, exigió los poderes especiales. Siempre afirmando que eran necesarios para contener el mayor problema venezolano: la corrupción.
Sin embargo, la ocupación de comercios, las presiones a ese sector, el control de los arrendamientos comerciales y -ahora- el control de precios de los automóviles son más efectivos para seducir a un electorado apático de cara a las elecciones municipales.
Normalmente, se trataría de comicios sin importancia. Pero la actual crisis económica del país hace que se convierta en un verdadero plebiscito para el presidente chavista. La oposición también deberá demostrar que aún tiene peso en la política local.