El grupo, con sede en Londres y una amplia red de activistas sobre el terreno, precisó que el recuento incluye las víctimas desde las primeras manifestaciones en demanda de mayores libertades al régimen del presidente Bashar Al Assad, desde el 18 de marzo de 2011 hasta el 1 de diciembre.
La mayoría de los fallecidos son civiles, cuyo número total asciende a 44.381. En las filas de la oposición armada, hubo en este período 27.746 bajas, entre las que hay 2.221 soldados desertores.
El Observatorio destacó que en esta categoría hay un gran número de combatientes de nacionalidad extranjera, aunque no precisó su cifra. Entre los leales al régimen, al menos 31.174 efectivos de las fuerzas regulares perdieron la vida, mientras que 19.256 milicianos progubernamentales e informantes perecieron.
También murieron 232 miembros del grupo chiíta Hezbollah y 265 integrantes de facciones chiítas, que luchan junto a las tropas del régimen de Damasco. La organización de derechos humanos agregó que a estas estadísticas hay que sumar 2.781 muertos de identidad desconocida.
El Observatorio no descartó que las cifras sean superiores, ya que no ha tenido en cuenta, en este informe, los 21.000 prisioneros en cárceles del régimen y en centros de detención de los opositores. Además, consideró que el número de insurgentes muertos podría ser superior a 40.000, pero advirtió que no ha podido verificarlo por el secretismo que mantienen al respecto las distintas facciones armadas.
El Observatorio instó al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y a la comunidad internacional a trabajar para detener el derramamiento de sangre y a no preocuparse sólo por la destrucción de las armas químicas del régimen, ya que, aseguró, decenas de miles de sirios han muerto por el uso de armamento convencional.
Esta ONG difunde periódicamente los datos de víctimas en Siria. La última vez que lo hizo fue a principios de octubre pasado, cuando informó de la muerte de 115.000 personas desde el inicio del conflicto. Las cifras más recientes publicadas por la ONU fueron en agosto pasado, cuando Ban contabilizó que más de 100.000 personas habían perdido la vida en territorio sirio.