Días pasados, el Grupo 5+1, conformado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas -Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia- más Alemania, firmó en Ginebra un acuerdo con Teherán en relación con su programa nuclear.
Quién gana y quién pierde
El documento firmado estipula el compromiso del país persa a detener el enriquecimiento de uranio por encima de un 5% de pureza, diluir sus reservas de uranio enriquecido a más del 20% (unos 200 kilogramos que podrían servir para fabricar armas), inutilizar buena parte de las dos centrifugadoras instaladas en Natanz y Fordo y no construir más instalaciones de este tipo.
Las potencias, por su parte, aplicarán un alivio a las sanciones económicas que pesaban sobre Irán, pero que, según el Ministro Exterior francés, Laurent Fabius, será "limitado y reversible". Además, se comprometieron a no aplicar más sanciones de ese tipo en el futuro y a suspender las restricciones sobre el comercio de oro y metales preciosos, el sector automotriz y las exportaciones de petróleo iraníes.
La analista internacional del Nuevo Herald Rosa Townsend también se refirió, en una columna, a los beneficios recogidos por el país dirigido por Hasan Rohani después del acuerdo: "La medianoche iraní se cumplirá en mayo, cuando expire el 'acuerdo interino' no vinculante. Para entonces se habrán empezado a recuperar económicamente y nada le impedirá encender las 19.000 centrifugadoras a todo dar (10.000 de las cuales pueden seguir funcionando estos seis meses, según lo pactado)".
La especialista explica, además, que un desmantelamiento de las sanciones representan para la economía iraní ingresos de 7 a 10 billones en medio año, que es el lapso en el que se volverá a rever lo firmado.
Pero el triunfo no es sólo económico, sino también político. Así lo explica María Eugenia Gantus, especialista en el tema de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien aunque se mostró optimista con respecto a la salida diplomática alcanzada en Ginebra, explicó que es Irán quien ha resultado ganador en la negociación.
"Los beneficios obtenidos (por Irán) son altamente superiores: destraba recursos congelados en el exterior, se suavizan las sanciones, mejora la imagen del sistema iraní ante el mundo y desarticula el discurso belicista enarbolado por los sectores más duros de la administración norteamericana", detalló Gantus.
El especialista George Chaya coincide con esta visión: "Por un lado, lo fortalece internamente. Hay un malestar en el pueblo iraní por la situación económica que en el imaginario está relacionado con las sanciones internacionales. Pero por otro lado, también lo favorece en el plano externo; por ejemplo, en relación con su apoyo al régimen sirio de Bashar Al Assad o en el respaldo a grupos terroristas como Hezbollah".
Irán celebró el acuerdo con el Grupo 5+1 en Ginebra como un triunfo
Mapa regional: cómo queda Medio Oriente
Israel ha sido el país que primero se ha pronunciado contra lo acordado en Ginebra. El primer ministro Benjamin Netanyahu inmediatamente manifestó su descontento con lo que calificó de "error histórico". El mandatario afirmó que el pacto "deberá alcanzar un resultado: el desmantelamiento de las capacidades militares nucleares de Irán", al tiempo que informó que enviará una delegación a Estados Unidos para discutir sobre el acuerdo final con Irán.
Un Irán con capacidad militar, armas tácticas o nucleares representa un peligro y una inseguridad constante tanto para Arabia Saudita como para Israel, explicó Chaya a Infobae.
De acuerdo con información difundida esta semana, los países del golfo -Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Omán y Qatar-, por su parte, manifestaron su desconfianza y pidieron garantías por su seguridad.
El conflicto que atraviesa las disputas de fondo en la región está vinculado, a su vez, con las diferentes divisiones musulmanas entre chiítas y sunitas.
El profesor Brandon Friedman, especialista en relaciones Árabes-Iraníes del Centro Dayan de la Universidad de Tel Aviv, explicó que Arabia Saudita teme el dominio regional de Irán, que incluye la posibilidad de que el país persa incite y potencie a las minorías chiítas que existen en su país, pero también a las que existen en Bahréin, Emiratos Árabes y en Kuwait, contra el poderío actual de las dinastías sunitas.
Sin embargo, no todos coinciden con que el reforzamiento de Irán modificará tanto el equilibrio regional. "Irán no está ganando con el acuerdo más influencia de la que tenía originalmente, sino que únicamente está recuperando la que tenía antes de la Primavera Árabe", explicó Luciano Zaccara, especialista en Medio Oriente.
"Irán ha intentado apoyarse en algunas de las revueltas que sacudieron a la región después de 2011 y ha quedado muy mal posicionado. Tampoco pudo mandar tropas militares a Siria para apoyar a Al Assad, por ejemplo. No tiene capacidad de influir en la región y eso ha quedado demostrado", agregó el experto de la Universidad de Georgetown con sede en Qatar.
Los puntos "vagos" del acuerdo
El pacto establece que la fiscalización del cumplimiento de Irán respecto de su plan nuclear se llevará a cabo paulatinamente y estará a cargo de los técnicos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés). Según lo firmado, los funcionarios estadounidenses y europeos tendrán acceso a una coordinación seis meses después de comenzada la fiscalización y, para eso, Irán deberá facilitarles la entrada a las instalaciones.
"Existe una vaguedad en la letra del acuerdo; no hay fechas, no hay formas, tampoco está estipulado el número de técnicos que participará en la fiscalización, no se sabe si serán de Estados Unidos, de la Unión Europea o de la ONU, en definitiva, no hay una metodología concreta del proceso", detalló George Chaya y agregó: "A mi juicio, el acuerdo adolece de seriedad".
El especialista identificó el acuerdo alcanzado con el "estilo Obama" y lo comparó con el que el presidente demócrata alcanzó en su momento con los republicanos para sacar a la administración del shutdown.
"Son soluciones-parches. Una solución durante un período breve de tiempo; cuando se termine ese tiempo, habrá que ver cuán reales resultaron", aseguró.
Todos estos vacíos en el acuerdo habilitan distintos temores: "Existe el riesgo de que las partes negocien indefinidamente sin resolver el problema de forma definitiva y que nos despertemos un día con un Irán armado nuclearmente", expresó por último Friedman.