Semejantes transferencias de ingresos no tributarios posibilitaron disimular un desequilibrio negativo de las cuentas públicas que se multiplicó por 3,74 en el término de doce meses.
Sin esos aportes, los recursos corrientes en lugar de aumentar en un año 44,9%, como informó la repartición a cargo de Juan Carlos Pezoa, se hubieran incrementado apenas un 27,3%, en torno a la tasa de inflación Congreso para ese período, mientras que las erogaciones antes del pago de servicios de la deuda pública se elevaron 45,6 por ciento.
En tanto, el resultado financiero negativo de $4.842,1 millones que comunicó Hacienda se convierte en un déficit de $18.279,9 millones, acusando sendos crecimientos de 87% y 323%, respectivamente. Tamaño rojo es el responsable de la tasa de inflación a ritmo de dos dígitos al año.
La brecha negativa entre ingesos y gastos fue de 18 puntos porcentuales
En el acumulado de los primeros nueve meses la estadística oficial registró un superávit de $6.855,6 millones, pero bien medida se transforma en un desequilibrio de $33.109 millones. En este último caso se multiplicó por 2,7 el nivel de similar tramo del año anterior. El saldo final, luego del pago de servicios de la deuda, ascendió a un rojo de $62.072 millones.
Una de las consecuencias de ese desempeño es la drástica caída de la posición de reservas en divisas del Banco Central, porque se han utilizado para financiar la incapacidad de los recursos tributarios para pagar el conjunto del gasto público.