"Hagan llegar denuncias de capitalistas especuladores por este teléfono para la ofensiva especial del fin de semana", publicó, acompañado de una afiche con el número telefónico 0800-SABOTAJE (0800- 72268253) y la cuenta de Twitter @NoAlSabotaje, dispuesta para recibir las denuncias que vengan al caso.
El perfil en Twitter explica que se trata de la "Cuenta Oficial del Órgano Superior para la Defensa Popular de la Economía Venezolana". Ya tiene más de 14.000 seguidores y bombardea tuits contra el acaparamiento económico.
La línea telefónica funciona desde mediados de septiembre, pero el mandatario decidió darle mucha difusión desde que cuenta con los poderes especiales otorgados por la Asamblea Nacional. El mismo gobierno informó que la herramienta "fue creada para que la población pueda formular cualquier tipo de denuncia referente al desabastecimiento, la especulación, los sobreprecios, la venta ilegal de productos de primera necesidad y para luchar contra el acaparamiento y terminar con la desestabilización económica".
Está habilitada "para el pueblo venezolano" las 24 horas del día, los 365 días del año, para atender cualquier tipo de irregularidad relacionada con el "sabotaje económico".
El empresariado venezolano está en la mira del presidente Nicolás Maduro. Siempre según su discurso, son los responsables de una guerra económica contra el pueblo. Los acusa de acaparamiento y de "inflar" los precios en detrimento de los consumidores. Días atrás, ordenó la intervención de los comercios de electrodomésticos para eliminar lo que él califica como "sobreprecios". En esa cruzada, ya son un centenar los comerciantes detenidos por el gobierno chavista.
Mientras, miles y miles de venezolanos se agolpan en las puertas de las tiendas con la esperanza de comprar productos con descuentos. En algunos casos, el "precio chavista" es 70% menor al marcado por el comercio. Esa espera ya causó incidentes que terminaron en principios de saqueo.
Los empresarios aseguran estar desesperados. La foto de un comerciante que rompe en llanto mientras los militares lo detienen en el hall central de su tienda ya dio la vuelta al mundo. "Yo compré a 60 mil bolívares, no puedo venderlo a seis", gritaba entre sollozos Hakim Riffai.