El directorio del Banco Central dispuso este martes una nueva normativa que buscará conseguir dólares para recomponer las reservas. La norma dispone que las compañías denominadas grandes que exporten el 75% de su producción (básicamente las cerealeras) tendrán acotado el financiamiento en el mercado local. Los bancos sólo podrán prestarle hasta el 0,3% de su capacidad a esta clase de compañías. El resto, deberán buscarlo a través de prefinancaciones de exportaciones mediante créditos en el exterior incluso de las mismas casas matrices de esos bancos locales.
Si bien no hay norma con nombre y apellido, las compañías que exportan y que cumplen con los requisitos que pidió el BCRA serían apenas siete, entre las que se destacan Bunge y Cargill. Según estimaciones del mismo Central, estas cerealeras traerían cómo mínimo 2.000 millones de dólares en un plazo acotado (en menos de seis meses). El financiamiento al que esas empresas acceden en el mercado internacional, que en su mayoría son prefinanciaciones, tiene plazos de amortización de usualmente seis meses y no sobrepasa los dieciocho meses en los plazos más extensos.
Esos dólares que ingresarán, dato no menor, serán liquidados en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) al tipo de cambio oficial y comprados por el Central. Esto sería un paliativo para la entidad que comanda Mercedes Marcó del Pont. Las arcas del BCRA caen alrededor de 10.000 millones de dólares este año. La inyección de fondos que puedan aportar las cerealeras es clave para mantener algo más acotada la crisis del sector externo.
La decisión del Central, no obstante, viene a acompañar una reunión que habían mantenido hace un mes la titular del BCRA, el viceministro de Economía, Axel Kicillof, y las principales empresas del sector. En ese encuentro, los cerealeros se habían comprometido a tomar prefinanciaciones de exportaciones en el exterior. Pero no sucedió a la velocidad que esperaban en el Central. Por eso, decidieron poner la norma por escrito para de alguna manera obligar a estas empresas a cumplir el compromiso.
A mediados de octubre, el Central había ampliado la normativa vigente respecto del origen de los fondos para suscribir los BAADE. Podían ser suscriptos mediante fondos que las empresas que operan en el país tomen a partir de créditos otorgados en el exterior, lo cual calzaba con la iniciativa que el secretario de Comercio estuvo negociando con las cerealeras. Se había "negociado" entre Guillermo Moreno y esas empresas que la liquidación de esos dólares ingresados serían a un tipo de cambio más alto que el oficial.