Esta semana fueron hallados los cadáveres de 92 inmigrantes en el desierto de Níger, a 10 kilómetros de la frontera meridional de Argelia. Las víctimas permanecían desaparecidas desde finales de septiembre, cuando partieron de la ciudad de Arlit, a 200 kilómetros de la frontera con Argelia, en dos camiones en dirección a Tamanrassett.
Antes de cruzar la frontera, uno de los vehículos se averió y el grupo decidió enviar al otro de regreso a Arlit para conseguir piezas de recambio. La mala fortuna quiso que éste sufriera otro problema mecánico antes de llegar a destino. Los viajeros se disgregaron buscando una solución en el desierto. Solo un grupo de diez personas logró regresar a Arlit.
Los que perecieron víctimas del agotamiento y la falta de agua perseguían el mismo objetivo que los centenares de ahogados el mes pasado en las aguas del Mediterráneo en su intento por llegar a la isla italiana de Lampedusa: escapar de la miseria.
En este caso no eran somalíes, sirios o eritreos. Eran nigerinos que trataban de escapar de la crisis que sufre su país; un Estado de 17 millones de habitantes y 1.260.000 kilómetros cuadrados que padece hambrunas, sequías, contaminación industrial y el azote del integrismo islamista.
De acuerdo con información difundida por el diario El País, alrededor de 80.000 inmigrantes cruzan el desierto del Sahara a través de Níger cada año, según los datos de la agencia de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
"Se trata de inmigrantes económicos. Están buscando trabajo. Están tan empobrecidos que toman el riesgo"
"Estos emigrantes básicamente son económicos. Están buscando trabajo. Están tan empobrecidos que han de arriesgarse con estos viajes tan peligrosos", afirmó el jueves el director de la agencia, John Ging, en el programa de la BBC Newsday.
"Nigerianos, cameruneses, marfileños, congoleses... todos pasan por aquí. Y cada vez son más", afirma Serge Xavier Oga, periodista que colabora con Cáritas en Arlit. "Pero los que han aparecido en el desierto eran de aquí. Muchos dependen del campo y no hay cosechas. Probablemente querían ir a Lampedusa".
La emigración desesperada regresa a una región que hasta hace unos meses afrontaba los desafíos de un proceso inverso. La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) estima que el estallido de la guerra civil libia en 2011 expulsó a unos 100.000 inmigrantes nigerinos, que tuvieron que regresar a su país.
"La gran mayoría había acudido al país árabe para mantener a sus familias a través del envío de remesas. En Libia trabajaban como mano de obra no cualificada en la agricultura y la construcción", explica a El País Abibatou Wane, representante de OIM en Níger.
Además de la tragedia migratoria, el
de la región. Níger es el
, el primero de África y posee el 5% de las reservas del planeta. Sin embargo, las oportunidades económicas que abre este recurso se cobran un alto precio en la salud de los más de 110.000 habitantes de Arlit.