La máquina, fabricada por la empresa norteamericana Robocoin, se asemeja un cajero automático común y corriente.
No obstante, en vez de poderse realizar en él transacciones tradicionales, sirve para cambiar dólares canadienses por bitcoins, la moneda virtual de internet inventada en 2008 por un experto en computación anónimo, conocido sólo por su seudónimo Satoshi Nakamoto.
Usuarios se alinearon frente al cajero automático para inaugurarlo, antes de recurrir a sus teléfonos inteligentes para comprar café y dulces en el café Waves.
Este cajero automático de bitcoins es el primero en su estilo en el mundo, según uno de sus dueños, Mitchel Demeter, un emprendedor local que comenzó a intercambiar bitcoins hace varios años, y este año abrió con dos socios Bitcoiniacs, una casa de cambios para esta moneda en Vancouver.
Él y sus amigos, que estudiaron juntos, dicen que vieron en la posibilidad de desarrollar estos cajeros automáticos una oportunidad de negocios. "Nadie tenía acceso a un cajero automático, todo el mundo compraba y vendía en páginas online", señala Demeter.
Los usuarios tienen un código, similar a la clave bancaria regular, para acceder a su cuenta en internet de bitcoins en el cajero automático.
Pueden retirar el equivalente a la moneda local sobre la base de un tipo de cambio que actualmente se ubica en 1 bitcoin por 200 dólares, o depositar dinero en efectivo.
La transferencia de dinero se realiza a través de VirtEx, el sistema de transacciones monetarias en internet.
Las personas pueden luego usar sus bitcoins con un teléfono inteligente, de una manera similar a la que utilizarían una tarjeta de crédito, o para comprar en línea.
"Es la moneda de internet, tan real como cualquier otra", dice Demeter.
La volátil moneda no ha sido regulada aún por ningún gobierno en el mundo, y ha cobrado cierta notoriedad por haber sido usada en el tráfico de drogas.
Alemania se convirtió en el primer país del mundo este año en declarar los bitcoins una "moneda privada", un estatus que permite gravar las transacciones que se realicen con ellas.
En Vancouver los bitcoins son aceptados por una quincena de negocios, desde cafés hasta empresas de paisajismo.
Esta moneda es cada vez más común en ciudades como Berlín y San Francisco, e incluso en Argentina, y son aceptadas por compañías de internet como Wordpress.
David Lowy, un empresario que usó su teléfono inteligente para transferir .0101 bitcoins al camarero del café Waves para pagar una taza de café, equivalente a 2 dólares canadienses, dijo que Vancouver era una buena candidata para el primer cajero automático de la moneda, porque la ciudad es popular entre los empresarios de internet.
Uno de los primeros usuarios del cajero fue Mike Yeung, un estudiante de negocios en la universidad Simon Fraser, donde ayudó a crear el club universitario de bitcoin, uno de los varios grupos de ese estilo en el mundo.
El objetivo del club es "educar a la gente acerca de bitcoin para que lo puedan introducir en su vida diaria", dice. "Creo que los bitcoins son el futuro, porque garantizan máximo valor y eficiencia", explica Yeung.
Una vez que los bitcoins tengan un uso más fluido, predice Yeung, podrán usarse para transferir dinero de forma económica alrededor del mundo, de la misma manera que internet permite a las personas comunicarse de un lugar a otro con aplicaciones como Skype.
Señala la nueva máquina en la pared del café: "Este cajero automático es un paso adelante", dice.