La innovación es la palabra que mejor define el rumbo de nuestra época. Y está totalmente ligada a los jóvenes como concepto de futuro. Involucra talento, creatividad y también un criterio solidario, a sabiendas que la sociedad también cambia cuando los factores de producción se combinan de una manera novedosa.
Y sí, hoy se habla mucho de innovación y mucho más de innovación social, que es la innovación con impacto en la comunidad.
El listado de los temas que integran la agenda del futuro no es muy largo, pero sí es preciso. En América Latina hay muchos jóvenes, y entre ellos tres son argentinos, que ya están participando con propuestas concretas. Se trata de proyectos sobre educación, empleo, tecnología, cambio climático, inclusión social y reducción de la pobreza.
En este contexto toma relevancia la convocatoria del Programa de Innovación Social, impulsado por la Unidad de Juventud del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que seleccionó a 25 jóvenes de Argentina, Barbados, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, México, Nicaragua, Paraguay y Uruguay, quienes entre 400 aspirantes presentaron sus proyectos de implementación sobre educación, empleo, tecnología, cambio climático, inclusión social y reducción de la pobreza.
El programa organizado conjuntamente con Verb, Dell Social Innovation Challenge y Ashoka está enfocado en establecer una red de jóvenes innovadores que estén involucrados en el desarrollo de sus comunidades.
En economía, el austro-estadounidense Joseph Schumpeter fue quien introdujo el concepto con su "teoría de las innovaciones", en la que define a la innovación como el establecimiento de una nueva función de producción.
Este prestigioso profesor de Harvard sugiere que invenciones e innovaciones son la clave del crecimiento económico futuro y quienes implementan ese cambio de manera práctica son los emprendedores. Los conceptos de vanguardia y creatividad se vuelven relevantes.
Un think tank o "tanque de ideas" pasó de ser un término marketinero a ser una definición precisa de un encuentro de personas cargadas de talento y dispuestas a hacerlo circular en la comunidad regional y global en la que viven.
Y un estimulante think tank desbordó la semana pasada en Washigton DC y allí tres argentinos fueron protagonistas. Organizado por el Programa de Innovación Social para el Desarrollo del BID -unidad Juventud- se reunieron los 25 jóvenes que participaron del Programa y allí cada uno expuso su proyecto y compartieron las preguntas e inquietudes de empresarios, especialistas y académicos para darle forma y continuidad a los mismos.
¿Cómo se practica e implementa la innovación? ¿Se trata de un nuevo punto de vista sobre los temas, el mundo y la sociedad global?
Patricio Gigli es uno de los argentinos seleccionados. Tiene 28 años y es licenciado en Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Máster en Políticas Públicas en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), con tesis en curso.
Forma parte del Proyecto Buenos Aires Ciudad Inteligente, que busca mejorar la calidad de vida de los habitantes de esta ciudad a través de la implementación de proyectos tecnológicos innovadores.
Dice Gigli: "Innovar es adoptar un nuevo enfoque, una nueva mirada sobre algún desafío o problema y proponer un giro, una solución nueva, pero también es crear un nuevo desafío, ver un problema donde otros no ven nada o no quieren ver. Yo tengo una frase de cabecera y es que no hay cambio sin dolor: no vas a generar ningún cambio si no salís de tu lugar de confort, si no te cuestionás lo que sos, si no estás dispuesto a fracasar, a que nadie te escuche. El innovador debe tomar riesgos y divertirse, no conformarse con nada, no transar. Estar en movimiento".
"Es cierto que hoy se habla mucho de innovación, pero mucho más de innovación social, innovación con impacto en la comunidad. Voy a dar un ejemplo: en Argentina, crecimos durante diez años y los indicadores de pobreza se parecen bastante a los de la crisis de 2001. La necesidad de innovar, de pensar distinto, se impone", analiza Gigli.
Hace un siglo sólo 1 de cada 7 personas en el mundo vivía en las ciudades. Hoy la mitad de población lo hace, y el número crece de manera constante cada año. ¿Estamos preparados para esto? No.
Aumento de la población, problemas de acceso a una vivienda digna, colapso en la prestación de servicios públicos; el transporte, la contaminación y mayor generación de basura son algunos de los desafíos de este nuevo boom de las ciudades.
Así surge la necesidad de un nuevo paradigma de gestión urbana. En esto estamos pensando desde Buenos Aires Ciudad Inteligente, dentro del Ministerio de Modernización del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: una ciudad conectada, con acceso a las tecnologías, eficiente y eficaz en la prestación de servicios, participativa y sustentable.¿Cuál es la situación de los jóvenes respecto al compromiso y participación de cara al futuro?
"En términos sociales sí creo que hoy se escucha más a los jóvenes. Ganamos un espacio y hay mayor visibilidad de lo que hacemos y lo que sentimos. Pero aquí hay una paradoja, para poner un ejemplo: los jóvenes tenemos más acceso a la educación, pero menos acceso al empleo. Tenemos más acceso a la información pero menos acceso al poder. El desafío es el de lograr construir una agenda de jóvenes y para los jóvenes. E incluir, incluir e incluir", concluye Gigli.
Otra mirada argentina
¿Cómo se posiciona la Argentina respecto de impulsar el concepto de innovación social?
"Destaco sobre todo a la juventud en situación de exclusión. Ellos son los mejores innovadores, los más creativos, y a quienes admiro por la fuerza para enfrentar adversidades, la innovación constante para encontrar alegría donde otros no podrían y la creatividad para con escasos recursos llevar adelante la vida", concluye Ferreira.
Perfil de tres argentinos inquietos
Es fundador y director de Compromiso Hecho Ecología (CHE), una iniciativa de la ONG "Para que no te quedes afuera" (PQNTA), con el objetivo de formar a jóvenes en situación de riesgo, en técnicas de diseño y confección de productos innovadores y ecológicos.
En Argentina se producen mensualmente más de 1.000.000 de m2 de lona vinílica que terminan en basurales y cuya degradación supera los 100 años. En este problema, CHE vio una oportunidad. Bajo el liderazgo de Joaquín, CHE disminuye el nivel de contaminación reutilizando las lonas como materia prima en la creación de productos con un alto valor agregado. Su primer producto comercializado es una shopping bag, que reemplaza la tradicional bolsa de supermercado.
En el presente, además de estar involucrado en CHE, Joaquín es asesor en la Subsecretaría de Evaluación de Proyectos con Financiamiento Externo, en la Jefatura de Gabinete de Ministros de Presidencia de la Nación Argentina.