Apenas se conocieron las primeras fotos de Thiago, el primogénito de Lionel Messi, las redes sociales y los medios de comunicación de todo el mundo coincidieron en que el parecido del niño con su padre es realmente asombroso. La sorpresa es aún mayor si se observa la similitud física que el astro del Barcelona tiene con su propio padre, Jorge Messi, quien también es su representante.
Si de jugadores de fútbol hablamos, otro caso notorio es el de Cruz David, el hijo varón más pequeño de David Beckham, el ex futbolista inglés casado con la diseñadora y cantante Victoria Adams. Ambos parecen "dos gotas de agua", tal como los mencionan en distintas publicaciones internacionales. Otro caso es el del pequeño Kai Rooney, quien es idéntico a su papá, Wayne Rooney, delantero del Manchester United.
Cuando un óvulo y un espermatozoide se encuentran, entran en juego 30.000 genes de cada uno de los progenitores de ese niño, agrupados en 46 cromosomas, por lo que el número de combinaciones que pueden darse es infinito. En consecuencia, si el niño tiene ojos marrones como su padre o los labios de su madre, no es debido a un solo gen, sino a una combinación de muchas secciones de estos. Incluso, en cada unión que se produce entre un óvulo y un espermatozoide, los genes se mezclan de un modo distinto, de manera que no pueden existir dos individuos genéticamente idénticos, salvo en el caso de los gemelos monocigóticos.
En diálogo con Infobae, la Dra. Soledad Andersen -médica genetista de Halitus Instituto Médico- explicó que los hijos son físicamente parecidos a sus padres debido a que los rasgos, como el color de piel, ojos, cabello, contextura física o forma del rostro, son heredables. Es que en nuestro genoma existen diferentes genes que guardan la información de estas características y se transmiten de generación en generación.
Pero ¿de qué depende que un niño
salga parecido a su padre y no a su madre?, ya
que en el caso de Thiago Messi, por ejemplo, el pequeño no se parece en nada a
su madre, Antonella Rocuzzo. ¿Hay genes que son más predominantes? "Sucede
que ciertas características dominan a otras, pero no hay una cuestión de que
los genes del padre sean más fuertes que los de la madre o viceversa. Se llama 'alelo' a cada
una de las formas alternativas que puede tener un gen. Hay alelos que dominan
sobre otros. Por ejemplo, en el caso del color de ojos, el alelo oscuro
domina sobre el alelo claro", indicó la entrevistada.
Los parecidos físicos dependen
principalmente de la genética. En cambio, las actitudes, la personalidad y los gustos
de un niño se dan por múltiples variables; entre ellas, el entorno social, el familiar y la genética. "Las
posibilidades de que, en un futuro, Thiago Messi sea padre de un hijo que herede un rosto similar al
de su abuelo o al de su padre dependerá de los alelos que reciba de sus progenitores,
y hay que recordar que algunos de estos dominan sobre otros", sostuvo Andersen.
Pero ¿qué probabilidades
existen de que Thiago tenga el talento de su padre para jugar al fútbol? Existen posibilidades de que el niño tenga un
talento similar al de su padre, pero esto dependerá del desarrollo de su
inteligencia corporal cinestésica, de su contextura y resistencia física y del
entrenamiento que reciba, explicó Andersen a Infobae. La información genética es fundamental, y son muchos los
genes implicados en el desarrollo, pero
no hay que olvidar que existen muchos mecanismos regulatorios, como los
epigenéticos y el mismo medioambiente, que juegan un rol primordial en las
diferentes manifestaciones físicas y psíquicas.
La epigenética se refiere al
estudio de los factores no genéticos que intervienen en el desarrollo
y función de un organismo, desde la formación embrionaria
hasta la muerte. Son
los mecanismos que intervienen en la regulación heredable de la expresión
génica sin cambio en la secuencia de los genes.
"Los talentos deportivos,
como en el caso de Messi, tienen un origen multifactorial. Según la teoría de las
inteligencias de Howard Gardner, existe una inteligencia corporal cinestésica, que se
define como la capacidad para realizar actividades que requieren fuerza,
rapidez, flexibilidad, coordinación óculo-manual y equilibrio. La
inteligencia depende de múltiples variables; entre ellas, la
carga genética. Poseer este tipo de
inteligencia más desarrollada, sumada al entrenamiento, la salud y el buen
estado físico, son los pilares del talento deportivo",
finalizó Andersen.