El grupo empresario liderado por la estatal brasileña, que tendrá el 40% de las acciones, se conforma además con la francesa Total y la anglo-holandesa Royal Dutch Shell (20% cada una) y las chinas China National Petroleum y CNNOC (10% por compañía).
A pesar de que este poderoso consorcio fue el único que realizó una oferta, el campo "presal" de Libra cuenta con reservas probadas de entre 8.000 y 12.000 millones de barriles de crudo. Algo que ayudará a que Brasil pueda duplicar hacia 2020 su actual producción, de poco más de dos millones de barriles cada 24 horas, que lo ubica fuera del top-ten de productores de petróleo a nivel global.
Los pronósticos sobre Libra son excepcionales si se los compara con la cifra total de producción de petróleo brasileño desde la década de los años 70 hasta ahora: "apenas" 15.000 millones de barriles.
"Durante los 35 años que se extenderá el vínculo, los concesionarios de Libra le pagarán al Estado 270.000 millones de reales (US$ 370.000 millones) en regalías; 736.000 millones de reales (poco más de US$1.000 millones) del petróleo excedente sobre el régimen de reparto; y 15.000 millones de reales (US$20.500 millones) como bonus por la firma del contrato", explicó la presidente brasileña, Dilma Rousseff, en su cuenta de Twitter.
La mandataria agregó que "en su pico de producción, Libra alcanzará los 1,4 millones de barriles diarios, lo que permitirá representar por sí sola el 67% de toda la producción actual de petróleo de Brasil". Rousseff afirmó que "el 85% de los ingresos que se producirá en Libra pertenecerá al gobierno brasileño y Petrobras, lo cual es muy diferente a una privatización".
Dudas y bajas por Petrobras
Sin embargo, el economista argentino Gustavo Segré, quien además es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Paulista, consideró en Infobae TV que esta decisión gubernamental de que Petrobras participara del consorcio cualquiera fueran sus integrantes "provocó que algunas empresas, como ejemplo Repsol, Chevron y Petronas, creyeran que esta interferencia indirecta del Gobierno podría complicar la explotación de petróleo y decidieran retirarse".
"Lo cierto es que Petrobras por sí sola no tendría ninguna capacidad, ni técnica ni económica, de llevar a cabo este trabajo en Campo de Libra", señaló Segré.
El economista añadió que "otro de los aspectos que hicieron dudar a las empresas es el proceso innovador en cuanto a la tecnología y sobre todo a la monstruosa inversión de 200.000 millones de reales que debería realizarse en sólo cinco o seis años".
Otro dato que llamó la atención es que el consorcio
pero para Segré "esto fue así porque
y tanto es así que entregaron el sobre con su propuesta
de que se venciera el plazo para hacerlo".