La ley aprobada el pasado 9 de octubre en el Congreso fue
vetada tal y como Cartes había
prometido hacer en caso de que el proyecto prosperara, porque su Gobierno
ya impulsó la aplicación de otro nuevo impuesto y la extensión del IVA al
sector agropecuario, clave para la economía de Paraguay.
El decreto firmado por el presidente justifica el veto porque el gravamen
previsto terminaría afectando a los pequeños, medianos o grandes
productores y no a las grandes compañías multinacionales, por lo que sería un
"instrumento altamente distorsivo y regresivo".
Cartes promulgó la semana pasada una ley consensuada en el Congreso y con los
productores que crea el Iragro (Impuesto a la Renta de las Actividades
Agropecuarias) para un sector que representa casi el 30 % del PIB
nacional.
El decreto del Ejecutivo asegura que, como el impuesto vetado se aplicaría
sobre el valor bruto de la producción independientemente de las ganancias
o pérdidas que genera la actividad, podría convertirse "en un castigo"
al sector productivo en épocas de recesión o caída de la producción.
"La aplicación de este impuesto tendría un efecto regresivo, ya que las
grandes compañías exportadoras trasladarán la carga del tributo a los
productores, restando competitividad y distorsionando los precios",
reza el decreto.
Los productores agropecuarios sólo contribuyeron en 2012 con un 0,5 % al total recaudado por el fisco en virtud del impuesto ahora en vigor, el
Imagro, que a partir del 1 de enero de 2014 es sustituido por el Iragro, que
gravará las ganancias con un 10 %.
El Iragro hace extensivo a todo el sector agroganadero el tipo máximo
del 10% que hasta ahora sólo pagan los productores con una facturación anual
superior a 6.000 millones de guaraníes (casi US$ 1,4 millones), a los
que se exigía llevar contabilidad.