Los equipos de socorro se esfuerzan por llegar hasta las comunidades aisladas en dos grandes islas del centro de Filipinas, muy turísticas, al día siguiente del potente terremoto cuyo balance supera el centenar de muertos.
El temblor, registrado el martes en la isla de Bohol, ha dejado al menos 107 muertos, indicó la Agencia Nacional de Catástrofes Naturales, un balance que podría empeorar a medida que los socorristas llegan a lugares más recónditos.
"Nuestros esfuerzos se concentran ahora en acceder a las zonas más aisladas. Pensamos que hay gente atrapada allí y tenemos que ir a buscarlos", indicó a la AFP el vocero de la agencia, Reynaldo Balido.
En Loon, ciudad costera de 40.000 habitantes a 20 km del epicentro del sismo, los habitantes deambulaban por las calles en busca de sus allegados perdidos y se lamentaban de la falta de equipos de socorro.
Las provincias de Cebú y de Bohol son destinos turísticos muy populares en Filipinas debido a sus playas de arena blanca, su agua cristalina y las montañas llamadas popularmente "Chocolate Hills" por su color.
Las autoridades habían avisado de que el número de personas fallecidas podía aumentar tras la búsqueda en los edificios derrumbados.
El martes era día de fiesta en Filipinas por lo que gran cantidad de edificios públicos se encontraban vacíos, informaron igualmente los responsables locales.
El sismo se produjo a las 08:12 (00:12 GMT) y su epicentro fue ubicado a unos 5 km al este de Balilihan, en la región de Bohol, a 20 km de profundidad, indicó el Instituto Geofísico de Estados Unidos (USGS).
Elmo Alinsunorin, guardia de seguridad en uno de los locales de la administración pública de Cebú contó a la AFP su testimonio: "La violencia del temblor me hizo caer al suelo. Los trozos de vidrio llovían sobre mí. Pensé que iba a morir".
"Estaba durmiendo profundamente cuando mi cama comenzó a moverse. Estaba aterrorizada y me escondí bajo ella", contó Janet Maribao, de 33 años, una recepcionista residente en Cebú.
Se registraron también varios muertos en el derrumbe de un mercado de esta zona y un niño murió pisoteado por la multitud que intentaba huir de un edificio, dijo el gobernador de la provincia de Cebú, Hilario Davide, a la televisión ABS-CBN.
Otras tres personas murieron en un complejo deportivo al que los sectores más humildes van en busca de subsidios familiares, añadió Neil Sanchez, responsable de la oficina de gestión de catástrofes.
Habitantes y turistas dieron cuenta de grandes daños materiales sufridos por varios edificios antiguos y modernos: iglesias, una universidad y diversas carreteras.
Varios pacientes tuvieron que ser evacuados de uno de los principales hospitales de Cebú, después de que un incendio se registrara en un piso, según medios locales.
En Bohol, una iglesia del siglo XVI -de principios de la colonización española- se derrumbó, contó consternado Robert Michael Poole, un turista británico que presenció el desastre.
El terremoto, que se produjo a más de 600 km de Manila, fue seguido por al menos cuatro réplicas de una magnitud superior a 5. No hubo alerta de tsunami.
Balilihan, la ciudad ubicada a unos kilómetros del epicentro, tiene alrededor 18.500 habitantes. En cambio, en Cebú, centro económico, político, cultural y universitario del centro del archipiélago, viven 2,5 millones personas. Su puerto y aeropuerto son los más grandes del país, después de Manila.
El archipiélago de Filipinas está ubicado en el Anillo de Fuego del Pacífico, una cadena de islas en la que se registra una intensa actividad sísmica y volcánica.
En febrero del año pasado, más de 100 personas perecieron tras un terremoto en la isla de Negros, a un centenar de kilómetros del epicentro del terremoto del martes.
El desastre natural más mortal registrado en Filipinas se produjo en 1976, cuando un tsunami provocado por un terremoto de magnitud 7,9 devastó el Golfo Moro, en la isla meridional de Mindanao. Entre 5.000 y 8.000 personas murieron, según estimaciones oficiales.