Los recientes eventos en Siria, donde una matanza de civiles perpetrada con armamento del Ejército gubernamental acabó con la vida de 1.429 personas, "han subrayado la necesidad de eliminar" el armamento químico, explicó el Comité Nobel para justificar el reconocimiento otorgado a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ en español, OPCW por sus siglas en inglés).
Sin embargo, en declaraciones posteriores a la revelación del premio, Thorbjorn Jagland, presidente de dicho comité, sostuvo que el premio no se debe a su papel en Siria, sino a su largo trabajo a favor de la eliminación de las armas químicas.
A pesar del favoritismo de la joven paquistaní Malala Yousafzai, el organismo había sido mencionado por medios noruegos como gran candidato "de última hora".
"Si bien el conflicto sirio puede aún ser calificado de matanza, se perfila una solución en relación con las armas químicas del país", escribió en su página web la radio televisión oficial NRK.
"El Comité Nobel podría considerar que esto amerita el premio Nobel de la Paz", añadió en las horas previas a la comunicación formal de la elección.
Ante las preguntas sobre por qué no había resultado elegida Malala, representantes del Comité prefirieron no hacer comentarios sobre los muchos y buenos candidatos que había en esta edición del Nobel de la Paz. Jangland agregó luego que "el Premio Nobel de la Paz no puede ser decidido por una encuesta, lo define el Comité Noruego".
La OPAQ se encarga de la aplicación internacional de la Convención sobre Armas Químicas. Su misión es asegurar la destrucción de este tipo de arsenales y evitar cualquier forma de su desarrollo o proliferación en el futuro.
La organización, fundada en 1997, cuenta con 189 miembros estables, y sus oficinas están en La Haya, Bélgica. Si bien es un organismo independiente y autónomo, opera en relación con las Naciones Unidas.