Mientras Estados Unidos aún no pudo llegar a un acuerdo para levantar el shutdown que mantiene paralizada a gran parte de la administración pública, al presidente Barack Obama le quedan diez días para conseguir el apoyo de los republicanos y aprobar el aumento del techo de la deuda. En caso contrario, la primera economía mundial podría entrar en recesión, con consecuencias a nivel global.
Por eso, la preocupación cada vez es mayor en Washington y en los mercados internacionales ante las posibilidades de un default sin precedentes de la economía de Estados Unidos, al continuar bloqueadas las negociaciones sobre la deuda entre republicanos y demócratas en el séptimo día de parálisis del Estado federal.
La Casa Blanca advirtió que un eventual default de la deuda de Estados Unidos generaría un escenario "terrible", con consecuencias a largo plazo. Asimismo, el Departamento del Tesoro estima que el 17 de octubre ya habrá agotado su abanico de medidas paliativas en caso de que no se apruebe en el Congreso un aumento del techo de la deuda.
El domingo, el presidente republicano de la Cámara de Representantes, John Boehner, volvió a mostrarse reticente y excluyó que sus compañeros de bancada aprueben tal aumento si no obtienen concesiones políticas de parte del presidente demócrata Barack Obama, particularmente en lo relacionado con la reforma sanitaria impulsada por el mandatario.
"El presidente se arriesga a que el país caiga en el default, pero no negocia con nosotros", dijo el dirigente republicano a la cadena televisiva ABC News.
En tanto, Gene Sperling, asesor del presidente norteamericano, criticó la postura inflexible de Boehner y expresó que es inaceptable ligar el tema de la deuda al de la reforma del sistema de salud. "A muchos los decepcionaron las declaraciones de Boehner", sostuvo.
"Si permitimos que se instale un proceso de este tipo, se generarán grandes daños a nuestra democracia, a nuestra economía, a la confianza en la fiabilidad de Estados Unidos", insistió.
Un cese de pago de la deuda, algo sin precedentes en la historia de Estados Unidos, podría llevar a la primera economía mundial a la recesión, con consecuencias mundiales, advirtió el Tesoro.
Otro asesor económico de Obama, Jason Furman, destacó, a su vez, que la única salida posible a la crisis sería un aumento del techo de la deuda, actualmente fijado en 1,67 billones de dólares.
Un default tendría consecuencias "tan terribles que no quiero siquiera hablar al respecto", dijo.
El secretario del Tesoro, Jack Lew, declaró, por su parte, el domingo, que Estados Unidos se quedará sin su capacidad para pedir prestado el 17 de octubre y con sólo 30.000 millones de dólares en efectivo en la mano para cumplir con sus obligaciones.
"El Congreso está jugando con fuego", dijo al programa El estado de la Unión, de la cadena CNN.
Por su parte, con relación al posible coletazo internacional que esto podría provocar, el viceministro de Finanzas chino, Zhu Guangyao, resaltó la necesidad para el mundo de que Estados Unidos no entre en default. "Al ser la economía más grande del mundo y el emisor de la principal moneda de reserva del planeta, es importante que Estados Unidos mantenga la solvencia de sus bonos del Tesoro", analizó.
Y concluyó: "Es importante tanto para la economía estadounidense como la economía mundial. Y el reloj está corriendo".