Las operaciones de rescate se reanudaron la mañana del viernes en aguas de la isla italiana de Lampedusa, donde más de 130 inmigrantes perecieron y unos 200 se daban por desaparecidos tras el naufragio de su barco.
Según las autoridades, el barco zarpó de Libia con 450 a 500 inmigrantes, y sólo unas 150 personas han sido rescatadas vivas", según el ministro de Interior y viceprimer ministro, Angelino Alfano, lo cual hace temer un balance que ronde los 300 muertos.
Unos 93 cuerpos fueron recuperados pocas horas después del naufragio y los buceadores recuperaron otros 40 cuerpos dentro del casco de la embarcación que naufragó y se encuentra recostado a 40 metros de profundidad, por lo cual el balance provisorio es de más de 130 muertos, indicaron fuentes de la Guardia Costera.
"Todavía quedan muchos cadáveres. No podemos decir cuántos. Están todos apretados unos contra otros, sólo se ven los primeros", explicó a la televisión SkyTG24 uno de los socorristas, Giovanni de Gaetano, visiblemente impresionado.
"Queremos subir a la superficie el mayor número posible para devolverlos a sus familias si es posible", añadió uno de sus colegas, con los ojos enrojecidos por el cansancio.
En la superficie, las operaciones de búsqueda continuaron por la noche por si aparecían cuerpos flotando, pero "ya no tenemos esperanzas de encontrar sobrevivientes", declaró a la AFP un miembro de la Guardia de Finanzas, la policía financiera que opera también en el sector.
La nave se hundió cerca de la isla de los Conejos, a 0,3 millas náuticas de Lampedusa (550 metros), donde el mar tiene una profundidad de 30 a 45 metros.
Una joven eritrea, que se encontraba entre los cadáveres en un hangar, fue rescatada viva al comprobar un socorrista que aún respiraba. Trasladada a un hospital de Palermo, en Sicilia, la mujer se encontraba en estado grave, deshidratada, con hipotermia y neumonía, después de haber ingerido, como las otras víctimas, gasóleo que se escapaba del barco.
"Aquí ya no hay lugar para los vivos ni para los muertos", decía consternada la alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini.
"Es un horror, un horror, no paran de traer cuerpos", añadió. "Tenemos la obligación de dar una sepultura digna a esta pobre gente".