El naufragio de la embaración que partió de la ciudad libia de Misrata con destino a Lampedusa, en el que perdieron la vida más de doscientos inmigrantes, ha conmocionado no sólo a Italia, sino al mundo entero.
Cuando las tareas de rescate continúan y varias decenas de personas siguen desaparecidas, los primeros y dolorosos testimonios de los sobrevivientes han comenzado a salir a la luz.
"Salimos hace dos días de Misrata. En aquella barcaza, íbamos 500 personas. No éramos capaces ni de movernos. Durante la travesía, tres pesqueros nos vieron, pero nadie nos prestó auxilio", declaró uno de los sobrevivientes.
Aunque las declaraciones han despertado una ola de críticas e indignación en el país, el ministro del Interior italiano, Angelino Alfano, respondió que esto no era posible porque "los italianos tienen un gran corazón".
La alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, sí respaldó las versiones de los supervivientes y afirmó que "han explicado que encendieron un fuego a bordo porque querían llamar la atención y sus teléfonos móviles no tenían cobertura y no funcionaban. Los pesqueros los ignoraron".
La alcaldesa ha subrayado que "si esto es cierto, habrá que aclararlo". Asimismo, en declaraciones a Rainews 24, ha manifestado su pesar y su impotencia por esta "tragedia terrible". Agregó: "No sabemos qué hacer con los vivos y con los muertos, necesitamos ayuda".
De acuerdo a la reconstrucción de los hechos, la barcaza se averió y comenzó a hundirse en la madrugada del jueves, cerca de la costa de la isla y después de varios días en el mar.
"Como estábamos cerca de la costa", contó uno de los náufragos, "hemos decidido encender fuego para llamar la atención, pero el puente estaba sucio de gasolina y en pocos segundos el barco quedó envuelto en llamas. Muchos nos hemos lanzado al agua gritando mientras el barco volcaba", concluyó.