Una semana después de la masacre de Nairobi, perpetrada por el grupo extremista Al Shabab y donde murieron 67 personas, la Cruz Roja de Kenia informó que unas 39 personas siguen desaparecidas.
El informe del organismo internacional contrasta con los datos proporcionados por el Gobierno, que sostiene que no quedan desaparecidos tras el ataque que comenzó el 21 de septiembre y se prolongó por cuatro días. A su vez, el informe de la Cruz Roja sugiere también que el número de muertos podría aumentar a medida que los investigadores despejen los escombros del centro comercial Westgate, parcialmente destruido.
"Las cifras que tenemos son lo que aún estamos mostrando como casos pendientes que nos han denunciado", dijo el director de la Cruz Roja, Abbas Gullet, a la agencia de noticias AP.
"El único modo de verificarlo es cuando el Gobierno declare que el centro Westgate ha sido despejado un ciento por ciento; entonces podremos solucionarlo", agregó.
La cifra de la Cruz Roja ha ido disminuyendo en la última semana a medida que se han ido identificando los cadáveres y que algunas personas dadas por desaparecidas se han reunido con sus familias, dijo Gullet.
La organización indicó, el viernes, que el número de desaparecidos era de 59. Mientras que la morgue de la municipalidad de Nairobi dijo el lunes que no quedaban cadáveres del ataque.
El domingo, en tanto, el ministro del Interior Joseph Ole Lenku, declaró a la prensa que la policía no tenía informes de desaparecidos por el ataque y que las autoridades no creían que hubiese rehenes en el edificio cuando éste se desplomó parcialmente.
Sin embargo, el funcionario no descartó que la situación pueda cambiar. "Creemos -a menos que la investigación forense demuestre otra cosa- que no quedaban más rehenes", afirmó.
Agentes del FBI, junto con especialistas de Gran Bretaña, Canadá y Alemania, participan en la investigación del ataque y colaboran con expertos forenses kenianos en la inspección del centro comercial.
Además de los 61 civiles y seis efectivos de seguridad muertos en el ataque, el Gobierno dijo que cinco de los atacantes fueron abatidos y se cree que por lo menos uno más quedó sepultado entre los escombros.
El grupo miliciano Al Shabab reconoció que lanzó el ataque como venganza porque Kenia despachó soldados a Somalia para combatir al grupo vinculado con Al Qaeda.