El conflicto armado que estalló hace 30 meses en Siria transformó a un país en desarrollo en una de las naciones más pobres de la región. La escasez de alimentos y el colapso de la moneda se presentan como la raíz de sus problemas económicos.
Contando sólo el último año, el PIB cayó un 20% a pesar de que hasta 2010 mostraba un crecimiento estable de un 5 por ciento. Si antes del conflicto el ingreso per cápita era de 5.100 dólares, se espera que en 2013 se sitúe aproximadamente en 2.200 dólares. La tasa de desempleo se ha duplicado.
Utilizando el indicador del cambio de la libra siria al dólar en el mercado negro, Steve Hanke, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Johns Hopkins, citado por el diario español El País, ha estimado que desde que Estados Unidos comenzó a plantear la posibilidad de una intervención, la inflación ha llegado a un pico del 257 por ciento.
En tanto, la industria petrolera siempre ha sido uno de los puntos clave de la economía nacional. En 2008 el 22% de PIB recaía sobre ese sector, pero actualmente no hay recursos para desarrollar los yacimientos, informó el portal Rusia Today.
Las sanciones introducidas contra Siria en 2012 también golpearon fuertemente la economía, cuando los principales importadores de crudo sirio, como Francia, Italia, Alemania y otros países europeos, dejaron de comprar su petróleo.
El diario alemán Der Spiegel señaló que el 75% de las instalaciones de producción en Alepo, la capital comercial de Siria, ya no son operativas.
En cuanto a la infraestructura, los costes de capital del Estado han caído un 75% y los privados un 81 por ciento. Las dificultades de transporte también afectaron al sector agrícola, al punto que muchos campesinos no han podido vender sus cosechas.
Los alimentos se vuelven cada vez más escasos y caros. Según el viceministro de Siria, Qadri Jamil, el efecto de la violencia en el país se estima en 100.000 millones de dólares, lo que supera el doble el PIB del país.