"En Wakolda aparece una fascinación de Lucía Puenzo por la belleza y la aberración"

El actor Alex Brendemühl habló sobre la dura historia narrada en la película argentina, que se presentó en el festival de San Sebastián, y explicó cómo fue interpretar al criminal nazi Josef Mengele    

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Alex Brendemühl en el festival de San Sebastián  Gorka Bravo 164
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Alex Brendemühl en el festival de San Sebastián Gorka Bravo 164
Alex Brendemühl en el festival de San Sebastián Gorka Bravo 164
Alex Brendemühl en el festival de San Sebastián Gorka Bravo 164
Alex Brendemühl en el festival de San Sebastián Gorka Bravo 164

La película argentina Wakolda de la directora Lucía Puenzo se presentó en el festival de San Sebastián. Este filme, que narra el paso del criminal nazi Josef Mengele por nuestro país,  generó una gran expectativa fundada en los antecedentes de la directora, muy recordada por XXY, con 20 premios internacionales (entre ellos, un Goya), y en esa suerte de fascinación por los monstruos humanos, por el borde, el extremo, que los españoles esperan de ella.


Dentro de la sección Horizontes latinos, hablamos con el protagonista perverso de Wakolda, Alex Brendemühl, actor catalán de origen alemán que encarnó en la historia a un Mengele ambiguo, a la vez peligroso y seductor. 


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Sobre el desafío de interpretar este papel, Brendemühl aseguró: "Inicialmente me dio mucho respeto e interiormente tenía rechazo a entrar en el personaje. Por eso lo empecé a trabajar poco antes de comenzar el rodaje. No me vi capaz de llevarlo conmigo durante un año, que es el tiempo que tenía para trabajarlo. Leía biografías de Mengele y se me revolvía el estómago. Pero me di cuenta de que el pasado del personaje ya estaba ahí, el monstruo y el mal ya acompañaban al personaje y no tenía que subrayarlo más. Así que de ahí en más traté de humanizarlo, lo cual lo hace doblemente aberrante: es un tipo que aparece como cercano, amable, educado, pero detrás de su mirada hay otro mundo escondido. Me parecía que eso iba a generar más interés que hacer un malo de entrada".


Además, el actor explicó cómo fue la mirada de la directora argentina sobre esta trama: "Creo que en Wakolda aparece esta fascinación de Lucía Puenzo por la belleza y la aberración, el monstruo y la desviación, la mirada sobre los cuerpos. Y encuentro que es muy actual el tema de la observación de la belleza del cuerpo humano y el tema, incluso, de la voluntad de querer cambiar el propio cuerpo que tanto se ve en la sociedad de hoy".


También se refirió a la "eficiencia alemana" que se muestra en el filme y que se refleja en la personalidad de su personaje: "Si hay algo muy terrible del aparato del nazismo es esa tremenda eficiencia, esa capacidad de llevar con una organización perfecta, el horror hasta las últimas consecuencias. Sin titubeos. Eso se corporiza en este personaje que tiene una gran capacidad de organización, de resolución, de determinación, para solucionar problemas y para llevar las cosas a su terreno. Es cierto que hay una exageración en poner la lupa sobre el personaje de Mengele que le da un punto heroico porque él les aporta a cada uno de los miembros de la familia lo que cada uno necesita: desde dinero hasta hacer crecer a la niña, producir las muñecas en masa para el padre... Pero así es como él los va engatusando".


Incluso, manifestó que "la perfección" sigue caracterizando a los alemanes en la actualidad: "Hay algo que me sigue sorprendiendo de mis parientes y de mis amigos alemanes: lo capaces que son. De arreglar el coche, de construirse una sauna en el sótano, cualquier cosa. Son capaces de solucionar lo que sea y tienen un espíritu práctico y resolutivo. Por eso, más allá de la historia, generan mucha antipatía. Tienen una forma de optimizar los rendimientos que da mucho miedo porque parece que falta la humanidad, falta el error que es lo que nos hace seres humanos".


Por último, contó cómo fue la última etapa en la vida de Mengele: "En los años 60 fue un momento en que Mengele tuvo la posibilidad de huir porque el interés prioritario era cazar a Eichmann, lo que le permitió a Mengele seguir viviendo y morir en el 70 y pico en Brasil y que nunca lo cazaran. Es difícil de comprender cuando había cazadores intentando darle captura y este hombre, sea por su propia habilidad o por un golpe de suerte, no tuvo que pagar por sus crímenes. Un tema que no se ha tratado mucho en el cine es la connivencia de países latinoamericanos y norteamericanos que recibieron a criminales de guerra con los brazos abiertas para utilizar sus conocimientos científicos, industriales y de otras áreas. O cómo en esos países compraban su libertad a golpe de talonario".


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