Golpeado por el resultado de las primarias, y atento a una de las demandas que más repiten los bonaerenses, el primer candidato a diputado del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde, sugirió a comienzos de mes bajar la edad de imputabilidad para combatir el delito. La propuesta logró el cometido y de inmediato sacudió la agenda.
Insaurralde echó mano de un tema pendiente en la Argentina. No se trata de una cuestión novedosa, pero sí de alto impacto en la sociedad si se tiene en cuenta que la inseguridad figura al tope de las preocupaciones en los grandes centros urbanos.
Al cabo de diez días, el debate sobre la imputabilidad de los menores quedó en el centro de la escena política. Dirigentes de todas las fuerzas se vieron así obligados a pronunciarse sobre un tema del que el electorado tiene su propia opinión.
De acuerdo con la encuesta que Raúl Aragón y Asociados realizó para Infobae, en la ciudad de Buenos Aires apenas un 5,2% prefiere no juzgar la iniciativa. La baja en la edad de la imputabilidad cosecha un 56,6% de apoyo, mientras que el 38,2% se manifestó en contra.
Aunque el trabajo evidenció que la medida goza de un respaldo contundente, el 54,2% no cree que la aplicación ayude a bajar el delito; en cambio, el 34% piensa de otro modo. El analista Aragón estimó que "seguramente (eso) se correlaciona con otro de los motivos que se mencionan: que es justo que los castiguen".
En línea con los proyectos que ha recibido el Congreso, los 14 años parecen ser la frontera de quienes quieren una reforma. El 36,6% opta por esa edad para fijar penas. Los que pugnan porque sean menores no llegan a una cifra de dos dígitos.
Un dato curioso que surgió del estudio se cuenta en las motivaciones de la elección: ambos bandos apuntan a la conciencia del menor que delinque. Mientras que entre quienes apoyan la baja primó (35,7%) la explicación de que "son conscientes" de sus hechos, la mayoría de los detractores (48,7%) aseguró lo contrario.
Un reclamo transversal
Pese a lo que indican prejuicios identificados por algunos dirigentes en sus argumentos, los posicionamientos de uno y otro lado no guardan una correlación con las variables: en el análisis, ni el género, ni el nivel de ingresos ni las diferencias etarias arrojan diferencias sustanciales como para atribuir a un sector determinado comportamiento.
Tampoco la identidad política parece ser un condicionante fuerte. Aunque existe una tendencia más marcada a responder a favor de la baja de la edad en los votantes de Gabriela Michetti para el Senado, los porcentajes a favor y en contra se cuentan de manera más o menos equilibrada en los otros aspirantes.
"Las frecuencias de las respuestas son casi idénticas entre los principales candidatos, con lo cual es bastante claro que no hay una correlación entre ideología y acuerdo o desacuerdo para bajar la edad de imputabilidad", explicó Aragón.
Tema de agenda
Seis de cada diez consultados respondieron que prefieren que el Congreso trate el proyecto antes de las elecciones. A juicio del encuestador, eso se debe que "lo desvinculan de cualquier cuestión política". "Es una urgencia de la sociedad que no está relacionada con la elección".
Aunque la población no lo relacione a la carrera por los lugares que se ponen en juego el 27 de octubre, parece claro que la instalación del debate responde a intereses electorales. "Después del resultado del 11 de agosto el oficialismo comenzó a escuchar a los barones del conurbano que les decían 'perdimos por la inseguridad'. Así que esto no fue un resultado del reclamo de la oposición sino el resultado de las urnas y la explicación que los dirigentes con poder territorial dieron a eso", apuntó Aragón.
"La Presidente sigue marcando la agenda, sigue primereando a la oposición", indicó. Y ahondó sobre los motivos que llevaron a que la medida produzca reacciones disímiles en el seno mismo del oficialismo. "Lo que sucedió es que como Insaurralde no bajó una línea, al principio algunos kirchneristas, queriendo congraciarse, la rechazaron porque era la postura anterior; otros, también queriendo congraciarse porque lo había dicho un kirchnerista como es Insaurralde, se manifestaron a favor".
Según Aragón, "cuando comprobaron el grado de acuerdo que había con esto en la sociedad se modificó la actitud y se bajó línea con estar de acuerdo".