Las cifras hablan por sí solas y todo parece indicar que la escandalosa presentación de Miley Cyrus en los premios MTV, la cual incluyó bailes eróticos y osados gestos sexuales, resultó más interesante que el conflicto con Medio Oriente que se desarrolló en paralelo.
Según un estudio de Outbrain, durante los tres días siguientes a la actuación de la ex Hanna Montana, y mientras el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, analizaba las acciones a seguir por el conflicto en Siria, se generaron 8.104 historias sobre Cyrus y 19.568 sobre la crisis territorio de Bashar Al Assad.
A pesar de la superioridad informativa del conflicto, las historias de Miley se llevaron el 12% del total de clicks en los EEUU, mientras que las de Siria apenas alcanzaron el 1 por ciento. Sumado a esto, su último video musical en el que sale desnuda sujeta a una bola gigante logró batir un récord de visitas en solo 24 horas, superando ampliamente la marca de la banda One Direction el pasado mes de julio. En total, 12,3 millones vieron el trabajo de la cantante.
Por más que les duela a políticos y economistas, lo que ocurre en Estados Unidos no dista de lo que sucede en la Argentina. Un fenómeno sociológico que se viene dando desde hace tiempo y que éstas cifras ponen en evidencia. Ante una mujer famosa y desnuda en un escenario o una pelea de mediáticos, un conflicto político de magnitud deja de ser importante.
"Siempre hubo escándalos, pero en esta época los mass media los potencian. El uso del ciberespacio con todos sus recursos hace que la información se convierta en viral", analizó la doctora en psicología Mónica Cruppi (MN 6988), quien es miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
"Un escándalo –del griego skándalon, o sea 'trampa u obstáculo'– es un acontecimiento ampliamente difundido que incluye acusaciones de proceder incorrecto, degradación o algo inmoral. Un escándalo puede basarse en actos reales o falsos y tiene un carácter sorpresivo, es decir, irrumpe. La noticia de una posible guerra, en cambio, implica un proceso o una serie de sucesos que desencadenan el hecho, es algo que se va anunciando", expresó la profesional.
El escándalo tiene los condimentos necesarios para generar atracción y, en ese sentido, internet juega un rol fundamental para su viralización. Así, una polémica pelea entre mediáticos que sucedió en un programa televisivo durante la noche es repetido incansablemente en la red de redes al día siguiente, subido YouTube, y a los pocos minutos el tema se convierte en TrendTopic en Twitter. El escándalo está instalado y en boca de todos.
"Lo frívolo es un velo que distrae de lo que verdaderamente angustia"
"Tiene que ver con la sociedad actual, la sociedad del espectáculo. El chisme ocupa más curiosidad que los temas cruciales. Lo que se da a ver es lo más nimio de la vida privada y en general son cuestiones que rayan con lo banal convirtiéndose en espectacular. Asistimos a situaciones que carecen de gran importancia y que, como el chisme, producen menos aprendizaje. Al mismo tiempo, se duplican globalmente por las redes sociales generando morbosidad", evaluó la psicoanalista Any Krieger, miembro didacta de APA-Full Member IPA, coordinadora del capítulo de investigación en Psicoanálisis y Patologías actuales.
Las temáticas más banales aparecen en el prime time de los noticieros dando altos punto de rating, mientras que las noticias más relevantes a nivel político y social quedan relegadas a un segundo plano. Así, la escandalosa separación de Karina Jelinek y Leonardo Fariña se cuela entre las noticias y hasta un mediático como Ricardo Fort logra formar parte de la programación informativa.
Según coincidieron los profesionales, los temas frívolos desplazan a los de verdadera importancia como un mecanismo para no tener que procesar determinada información. Para Kriger, "lo frívolo es un velo que distrae de lo que verdaderamente angustia".
En esa misma línea, Cruppi señaló: "Por ejemplo, en el caso de Siria, frente al horror y la angustia que produce una guerra, gran parte de las personas utiliza el mecanismo psíquico de la desmentida. Tiene el conocimiento de que esta la guerra, reniega del mismo y se conecta con algo más banal, más frívolo y que le resulta menos angustiante y más fácil de procesar o metabolizar".
"No se puede generalizar; hay gente más comprometida y otra menos comprometida con lo social, y de todas las edades. De todos modos, vivimos en un contexto cultural que genera malestar por estar caracterizado por el narcisismo, el hedonismo, el consumismo, la inmediatez, la frivolidad que ayuda a moldear estas personalidades", concluyó.