La Armada estadounidense ajustó su equipamiento ante la posibilidad de lanzar una operación militar contra Siria y dejó cuatro destructores en la zona oriental del Mediterráneo, mientras que envió un grupo aeronaval al mar Rojo, informó este martes una fuente de Defensa.
Según una fuente del Ministerio de Defensa, el gobierno estadounidense decidió sacar del Mediterráneo al USS Mahan, "que se dirige hacia Norfolk", su puerto base en la Costa Este de Estados Unidos, que abandonó en diciembre de 2012, y optó por dejar cuatro destructores en la zona.
El USS Stout, el USS Gravely, el USS Ramage y el USS Barry, situados en el oriente del Mediterráneo, están preparados para disparar misiles de crucero Tomahawk contra zonas específicas en Siria en cuanto el presidente Barack Obama dé la orden.
La Armada estadounidense no ha revelado cuántos misiles Tomahawk tiene cada destructor, pero la mayoría de analistas habla de 45 misiles. En tiempos normales, tres destructores cruzan el Mediterráneo bajo responsabilidad de la VI Flota estadounidense, que tiene su base en Nápoles (oeste de Italia), principalmente para llevar a cabo una misión de defensa antimisiles.
Estados Unidos también ha desplegado en la zona el USS San Antonio, un buque de transporte anfibio que sólo está equipado para su propia defensa, pero puede realizar operaciones de evacuación gracias a sus helicópteros y a los marines que van a bordo.
Por otra lado, el portaaviones USS Nimitz, que actualmente está en el océano Índico, ha recibido la orden de dirigirse al mar Rojo, adonde llegará en "unos días", puntualizó la fuente, que señaló que este buque "no ha recibido otra misión específica que estar presente" en la zona.
Además de los 80 aviones que lleva a bordo, la escolta del Nimitz es capaz de doblar las reservas de misiles Tomahawk con sus cuatro destructores -USS Strockdale, USS William-Lawrence, USS Shoup y USS Higgins- y su crucero lanzamisiles USS Princeton.
En tanto, el presidente de los Estados Unidos recibió a los parlamentarios demócratas y republicanos en la Casa Blanca para argumentar a favor de la ofensiva sobre el régimen de Al Assad. Pretende consolidar su postura con el apoyo del Congreso para golpear con fuerza sobre las posibilidades del régimen de repetir el ataque con armas químicas perpetrado en las afueras de Damasco el pasado 21 de agosto.