Al igual que enero del año pasado, el sector automotriz vuelve a sentir los coletazos de Brasil. El mercado del país vecino continúa sin reactivarse y las terminales y autopartistas argentinas ya lo padecen. Entre los "grandes" jugadores, el primer síntoma lo dio Volkswagen, que debió paralizar hace dos semanas las tareas de un tercio de su personal en la fabricación de las cajas de cambios.
Igual camino transitó FATE la semana pasada. La compañía de neumáticos se vio afectada también por la retracción de los pedidos externos, y aplicó las medidas de crisis en su planta de San Fernando, en la zona norte de la Provincia.
En los últimos meses, la empresa liderada por Cristiano Rattazzi pasó de fabricar 12.000 unidades mensuales a 7.800, lo que representa una caída de 40%, según los datos publicados recientemente por la Asociación de Fabricantes de Autos (Adefa).
En la marca italiana estiman que los niveles de producción se normalizaran en breve, ante la perspectiva de que mejoren las ventas y el clima social en Brasil, en ebullición tras las huelgas y multitudinarias marchas contra el gobierno de Dilma Rousseff.
Pero en las autopartistas reina el pesimismo. Dependientes de los últimos eslabones de la cadena de valor, creen que FIAT seguirá transitando el ritmo decreciente hasta alcanzar los 6.000 automóviles por mes.
La incognita será cómo responderá el Gobierno ante el agravamiento de la situación. En enero de 2012, la firma italiana suspendió por entonces a sus trabajadores de Córdoba. La ministra de Industria, Débora Giorgi, calificó la medida como "incomprensible" y "mezquina". Rápidamente, las gestiones y la presión gubernamental llevó a que la planta se normalice a las 48 horas.