"No maten al prójimo con sus chismes", pidió el Papa

Francisco retomó este lunes sus misas diarias en Santa Marta, poniendo fin al receso veraniego. La reciente designación de su "primer ministro" anuncia también la inminencia de nuevos cambios

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 AFP 162
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Aunque no se tomó vacaciones propiamente dichas, durante los meses de julio y agosto el Papa suspendió la misa que oficiaba cada mañana en su residencia en El Vaticano, así como las audiencias públicas en Plaza San Pedro todos los miércoles. Ambas actividades se reinician en una semana que estará además marcada por la convocatoria papal a una jornada de ayuno y oración por la paz en Siria el próximo sábado (7 de septiembre).

Francisco volvió pues esta mañana con una homilía sobre un tema que le es caro y del cual él mismo fue víctima en su propio país: el daño que causan las murmuraciones, la calumnia, el chisme. "Aquellos que en una comunidad hablan mal de sus hermanos, de los otros miembros, quieren matar: el apóstol Juan dice: 'El que odia en su corazón a su hermano, es un homicida'. (...) ¡Cuántas veces nuestras comunidades, incluso nuestra familia, son un infierno donde se gesta esta criminalidad de matar al hermano y a la hermana con la lengua!", dijo el Papa, según la crónica de Radio Vaticano.

"Una comunidad, una familia –agregó– es destruida por esta envidia que siembra el diablo en el corazón y hace que uno hable mal del otro y así se destruya". "En estos días, estamos hablando tanto de la paz, vemos a las víctimas de las armas, pero debemos pensar también en nuestras armas cotidianas: la lengua, el chisme, la murmuración", advirtió.

Y a modo de conclusión: "Para que haya paz en una comunidad, en una familia, en un país, en el mundo, debemos empezar así: estar con el Señor. Y donde está el Señor no hay envidia, no hay criminalidad, no hay odio, no hay celos. Hay fraternidad. Pidamos esto al Señor: nunca matar al prójimo con nuestra lengua".

Un negociador experimentado

Aunque el Papa ya ha producido una renovación en la Iglesia con su sola presencia –por su forma de ser y de comunicar-, la designación de monseñor Pietro Parolin, actual nuncio en Venezuela, como Secretario de Estado –un virtual Primer Ministro– marca el verdadero lanzamiento del nuevo pontificado y genera expectativas en cuanto a las reformas que podrían llegar.

Parolin asumirá su cargo el 15 de octubre, dos semanas después de la primera reunión de la comisión de ocho cardenales de todo el mundo que el Papa creó como órgano asesor de su papado.

El nuevo Secretario de Estado surge del medio diplomático vaticano y ha trabajado intensamente en temas que conciernen a las relaciones bilaterales más delicadas de la Santa Sede: Israel, Venezuela y, especialmente, China. También intervino en negociaciones difíciles con Vietnam e Irán, países que ha visitado con frecuencia. Y en las referidas a no proliferación de armas nucleares.

La expectativa es que su gestión represente un cambio en la Secretaría de Estado que, bajo su inspiración, funcionaría menos como un poder piramidal que en la práctica separa al Papa de sus cardenales y ministros, y más como un ámbito de intercambio para un gobierno colegiado de la Iglesia.

Además de su lengua natal, el italiano, Parolin habla inglés, francés y español. Se maneja bien con la prensa, a la que no teme conceder entrevistas. Poco antes del cónclave que eligió a Jorge Bergoglio, expresó públicamente que ya era tiempo de que llegase un papa latinoamericano.

 
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