"Cuando los recuerdos están apoyados por una mayor coordinación entre las diferentes partes del cerebro, es una señal de que van a estar en la memoria durante más tiempo", explicó Lila Davachi, profesora asociada en el Departamento de Psicología y el Centro para la Ciencia Neural de la Universidad de Nueva York y líder de la investigación, que fue publicada en la revista Neuron.
Cómo se fija la memoria en el cerebro ha sido siempre una obsesión de la neurociencia. Hasta ahora, se había probado que las vivencias de una persona se asientan con mucha mayor intensidad en el cerebro si se produce una señalización en el hipocampo.
Pero además, los científicos tenían la hipótesis de que cuanto mayor era la distribución de esa señalización, mejor se fijaba la información recibida por el cerebro, aunque todavía no habían podido comprobarlo. Esto se propusieron Divachi y su equipo.
Para eso organizaron un experimento con un grupo de personas a las que hicieron asociar una imagen con una palabra. El mismo procedimiento fue realizado en días consecutivos, para probar la memoria de larga y corta duración.
Al mismo tiempo que comprobaban cuánto recordaban, con una resonancia magnética monitoreaban la reacción de sus neuronas.
De esta manera, los investigadores lograron estudiar el recorrido neuronal asociado a las imágenes recordadas y pudieron compararlo con el de aquellas olvidadas. Y lo que descubrieron fue que, en los casos en los que la memoria funcionó correctamente, se percibía una mayor coordinación entre el hipocampo y la corteza cerebral izquierda perirrinal (LPRC).
En cambio, cuando los recuerdos permanecían olvidados o confundidos, se verificaba un intercambio mucho menor entre las distintas regiones del cerebro.
Esta comprobación constituye un primer paso muy importante. Lo que sigue es buscar
entre las distintas partes del cerebro y así proteger a la memoria de los olvidos que produce el paso del tiempo.