Aunque todos los ojos estaban puestos en el Gobierno y Clarín, finalmente quien resultó el protagonista del segundo día de audiencias por la Ley de Medios fue Ricardo Lorenzetti. Con mano firme, el presidente de la Corte Suprema les repreguntó a las partes, interrumpió sus explicaciones cuando divagaban sin ir al punto concreto sobre el que se les preguntaba y corrigió a los oradores cuando cuestionaron las preguntas formuladas por la Corte Suprema.
"Pareciera que la cuestión es sencilla: cada parte sostiene que la solución es muy simple y es decidir en su favor. Pero lo que la Corte tiene aquí es un caso. Los principios constitucionales están claros, las posiciones también, pero nosotros tenemos la necesidad de indagar cuestiones muy concretas", explicó el titular del máximo tribunal de justicia al abrir la sesión.
Tras explicar el método de exposición que se utilizaría para las cerca de 50 preguntas que se realizaron en la jornada, Lorenzetti dio lugar a la exposición del Grupo Clarín. Tanto los representantes del multimedio como los funcionarios del gobierno nacional debieron contestar a los interrogantes planteados por la Corte sin haberlos visto antes ni haber tenido tiempo para prepararlos.
Cuando consideraba que los expositores intentaban eludir una pregunta, el magistrado rápidamente los interrumpía. "Queremos que agregue algo a la pregunta, para la exposición va a tener tiempo después", les señaló a los representantes de la empresa de medios cuando divagaban en torno a una respuesta.
"¿Quien no tiene su volumen económico no tiene libertad de expresión?", advirtió luego al abogado Damián Cassino, quien en ese momento alegaba que si se reducía el número de licencias del grupo corría riesgo de ser censurado.
Más tarde, cuando los representantes de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) cuestionaron una de las preguntas por considerarla abstracta, Lorenzetti rápidamente los cortó: "La pregunta me parece que está bastante clara y se refiere a este caso concreto".
Sin embargo, tras una serie de interrupciones en las respuestas que daban los representantes del Gobierno, Lorenzetti se permitió un lugar para la distensión. Cuando le señaló a la funcionaria Graciana Peñafort que la siguiente sería la penúltima pregunta de la jornada, ella aflojó la tensión que reinaba en la sala con su respuesta. "Menos mal", dijo, y logró sacarle una sonrisa al magistrado.