Ex combatiente de Malvinas y con dos ascensos a Primera: Quién es el nuevo DT del "Rojo"

Comenzó como ayudante de Julio César Falcioni, en 2005. Luego, ya como cabeza de grupo, consiguió dos ascensos a la máxima categoría. Su experiencia en la guerra lo marcó para siempre: "El fútbol me salvó la vida"

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Omar de Felippe fue elegido por los dirigentes para reemplazar a Miguel Ángel Brindisi y tratar de devolver al equipo de Avellaneda a la máxima categoría del fútbol argentino, algo en lo parece un especialista. Tras acordar su contrato, sería presentado hoy ante el plantel. 

Como futbolista disputó 38 partidos y convirtió 8 goles en Huracán, donde hizo las divisiones inferiores, luego pasó por Olimpo, donde se retiró, Villa Mitre, Arsenal y Once Caldas de Colombia, siempre como marcador lateral izquierdo.

"Siempre lo digo, más allá de lo familiar, el fútbol me salvó la vida. No sé si habré tenido las condiciones suficientes para ser jugador, tan bueno no era porque no jugué en ninguna selección, pero me ayudó a encarrilarme en la vida. Me dio la posibilidad de poder ser una persona normal", explicó el entrenador en un entrevista.

El fútbol me salvó la vida, me dio la posibilidad de poder ser una persona normal

Para él el fútbol no es una guerra. "No tienen nada que ver", dijo hace un tiempo al diario La Nación cuando contó su experiencia como ex combatiente en Malvinas, a donde viajó con 20 años para luchar contra Inglaterra.

Mientras esperaba su oportunidad de debutar en Primera, llegó la notificación de que debía presentarse al ejército, poco tiempo después de que había terminado el servicio militar, y viajó rumbo a la isla.

Desembarcó en la Isla Soledad y luego caminar más de 12 kilómetros llegó a Puerto Argentino."No me imaginaba la guerra así. En un momento, mirando un combate, parecía una película. Hasta había momentos de belleza por la trazante de los fuegos. No llegás a ver a la gente, ves las cosas que se tiran", contó.

"No cierro los ojos para recordar, lo hago estando despierto. Son situaciones que viví y estarán siempre presentes: pasar hambre, sufrir frío, estar descompuesto, tener que robar para comer, tener que comer la grasa que sobraba, escuchar la primera bomba, tirar todas las balas que pudimos. Hay mil imágenes en la cabeza", recordó.

Cuando se firmó la rendición y volvió a Argentina, De Felippe volvió al fútbol y allí se quedó, primer como jugador luego como entrenador. Su carrera como DT empezó en las inferiores de Atlanta y Huracán, para luego integrar el equipo de Julio César Falcioni.

Con el "emperador" estuvo desde el 2000  en Vélez Sarsfield, Olimpo (en la mejor campaña del club), Banfield (clasificando y llegando hasta cuartos de final de la Copa Libertadores), Independiente, Colón y Gimnasia.

En 2009 tuvo la oportunidad de ser cabeza de un cuerpo técnico. Olimpo lo contrató para intentar salvar la categoría, algo que no consiguió pero las buenas actuaciones le permitieron dirigir al equipo en la Primera B Nacional, consiguiendo el campeonato y el ascenso con tres fechas de anticipación.

Tras la salida del elenco bahiense, en 2011 asumió en Quilmes a falta de 10 fechas para el final del torneo de la segunda categoría del fútbol argentino tras la ida de Ricardo Caruso Lombardi a San Lorenzo.

El equipo estaba tercero, en puestos de promoción, y con ocho partidos sin derrotas en el cierre y seis victorias, consiguió el ascenso directo ubicándose segundo en la tabla de posiciones detrás de River. En primera el elenco del sur alcanzó la permanencia en el Final 2013, pero el DT se fue porque se había cumplido su ciclo, según explicó.

A pesar de su buena relación con Julio Falcioni, sus estilos de juegos son bien diferentes. De Felippe reconoce que aprendió mucho del actual entrenador de All Boys pero busca una forma de juego más ofensiva, con menos pelotazos y más tenencia.

"Si tengo la posibilidad de tener los jugadores que quiero, me gusta tener enganche, delanteros por adentro y por afuera. Conmigo los futbolistas tienen permiso para jugar. Ese concepto no se negocia y es el punto de partida", explicó.

Les gustan los equipos que juegan por bajo, sin pelotazos, y cultiva la disciplina en todos los aspectos. Por eso y por su pasado sus íntimos los apodaron el "Soldado del buen juego".

 
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