Muchos candidatos a ocupar una banca en el Congreso a partir de diciembre, y también el Gobierno nacional, proponen impulsar la revisión del régimen del impuesto a las Ganancias sobre los asalariados, y algunos agregan la suba de las escalas de ingreso independiente para calificar como monotributista.
También la mayoría apunta a ampliar la lista de impuestos, con el gravamen sobre la renta financiera, para que uno compense la baja de otro, pese a que la Argentina no se caracteriza por registrar altos índices de inversión líquida, menos en los tiempos de alta inflación.
Frente a esa restricción, los economistas del Instituto de Estudios de la Realidad de América Latina de Fundación Mediterránea, plantean como alternativa recortar los subsidios, en particular a los consumos de las familias de medianos a altos e ingresos, por razones simples y claras de equidad contributiva.
Poda de subsidios al consumo de sectores de altos ingresos
El origen del problema
El IERAL identifica, en coincidencia con la mayor parte de los economistas profesionales, que "Las mayores alícuotas efectivas de Impuesto a las Ganancias que se han pagado sobre los salarios en los últimos años se debe principalmente a dos motivos:
- Insuficiente ajuste por inflación de las deducciones permitidas en el impuesto, lo que aumenta la base imponible aún cuando los ingresos no hayan subido más que los precios de la canasta básica;
- Por inexistente actualización en la última década de los montos que definen los tramos de las escalas que determinan la alícuota a pagar en el impuesto. Esta última situación puede acarrear que asalariados paguen ahora alícuotas legales mayores del impuesto (caen en un tramo de ingresos nominales al cual corresponde mayor alícuota) aún cuando su ingreso real no haya subido, es decir, que sus ingresos se hayan movido a la par que la inflación.
Claramente, la revisión del sistema tributario, para devolver capacidad de consumo a los asalariados que perdieron poder de compra, por efecto de la inflación de ingresos nominales no compensada con un paralelo ajuste de las escalas de tributación, determinará una baja inicial de ingresos. Aunque parte, retornará al fisco vía mayor tonificación de la demanda intern, que generará más IVA, más Impuestos Internos, más ganancias de las empresas, más impuesto al cheque, etc.
Compensación de la pérdida de recaudación
La altenativa de evitar aumentar la presión tributaria es la contención del gasto público, el cual tiene un alto componente inercial en un proceso inflacionario.
Esa iniciativa surge por el "crecimiento evidenciado en los últimos 5 años en la presión tributaria consolidada, la cual se encuentra en niveles récord, proyectando el IERAL que se ubicará en torno al 40% del PBI en 2013 (42,8% si se adiciona el impuesto inflacionario)".
De ahí que "un posible concepto que puede ser replanteado está constituido por el gasto en subsidios económicos que realiza el estado nacional para subsidiar las tarifas de los servicios públicos (electricidad, gas, agua, transporte, etc.)", observan los expertos mediterráneos, especialmente aquellos que benefician a las familias de mayores ingresos.
"Además de un costo fiscal neutro, tal medida ayudaría a recomponer precios relativos y así inducir decisiones más eficientes en el consumo de servicios y respecto a las horas trabajadas", destaca el IERAL.