La actriz española Amaia Salamanca fue contratada por una reconocida marca de tampones para hacer una publicidad.
Lo que no imaginó fue que iba a causar tanto revuelo y que iban a criticar tanto a la línea femenina como a ella.
Las principales quejas estaban radicadas en que supuestamente "presenta a la mujer de manera estereotipada y denigrante explicándole a un hombre cómo debería introducir un tampón a una mujer mientras otros observan, y considera la publicidad reclamada cargada de un alto contenido sexual".
Pero Autocontrol, asociación encargada de velar por la legalidad de la publicidad que agrupa a los anunciantes y los medios, desestimó la denuncia que hizo un particular contra el anuncio al entender que "no es discriminatorio ni atentatorio contra su dignidad, sino que es algo normal y natural, eliminando posibles tabúes sociales".
Por su parte, los creadores del spot que generó polémica explicaron: "Queremos mostrar una mujer segura, actual, autónoma e independiente. En ningún momento se realiza con la intención de ofender a la mujer".