Consumo colaborativo: cuando compartir es mejor que tener

El consumo colaborativo gana adeptos en el mundo entero y plantea el acceso compartido a bienes y servicios bajo la consigna: en el siglo XXI el acceso, vence a la posesión. El debate sobre la propiedad, el hiperconsumo y la reutilización de las cosas. Los sitios argentinos y del mundo con más reputación

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Anticipándose a los tiempos, el año pasado la revista Time eligió al Consumo Colaborativo como una de las "diez ideas que cambiarán al mundo". Y es que las tendencias socioculturales involucran a sociedades diversas y necesitan de un gran número de personas para materializarse.

El consumo colaborativo está hoy en esa delicada línea de consolidación global y en la necesidad de definir sus especificidades,  hábitos e implementación país por país, o al menos región por región; para que la tendencia socio-cultural interprete la idiosincrasia de cada lugar.


Porque aún la fuerza del concepto que arrancó en los Estados Unidos, recién en los últimos dos años está eclosionando en Europa (sobre todo en España con el movimiento joven de los indignados) y de a poco se consolida en la

y América Latina.

"En el siglo XXI el acceso vence a la posesión". El autor de la frase tiene peso propio, se trata de Kevin Kelly, que además de fundador y director ejecutivo de la Revista Wired es uno de los impulsores del consumo colaborativo -haciendo uso de su prestigio- alrededor del mundo.

Consumo Colaborativo, Economía de la Colaboración o Economía del Acceso son algunos de los términos utilizados para describir este movimiento donde el acceso prima frente a la propiedad. El Consumo Colaborativo (CC) se puede definir como la manera tradicional de compartir, intercambiar, prestar, alquilar y regalar redefinida a través de la tecnología moderna y las comunidades. Son hábitos de vida y consumo que redefinen la sociedad de "lo mío es sólo mío" y la fascinación por el hiperconsumo, apelando -o intentando apelar- a una sociedad más solidaria e inclusiva.

En Europa con la más reciente crisis económica, esta tendencia de poseer menos se ha extendido y ha llegado al ámbito de los bienes materiales. La gente presta más atención a cómo gastar el dinero y observa qué tipo de retribución, en cuanto a felicidad o necesidad cubierta, consiguen. Si bien actualmente las iniciativas más firmes de CC se originaron en la web y vienen desde Estados Unidos; Europa y América Latina pisan cada vez más firme y amplifica las propuestas con adherentes y socios activos de las propuestas.

¿Utilizas el un sistema de bicicleta compartida en tu ciudad? ¿Usás Spotify o Grooveshark para escuchar música? ¿Algún conocido te ha comentado que ha utilizado el sistema del auto-compartido o del pool de auto para una escapada de fin de semana? ¿Has oído hablar de Airbnb para reservar una casa cuando viajás por el mundo? ¿Conocés Freecycle una de las comunidades de intercambio más importantes del mundo? ¿Oíste hablar de cómo alojarse en casa de un desconocido a través de Couchsurfing. Este tiene tres millones de miembros de los cuales los couchers argentinos superan los 38 mil. El foro de Buenos Aires figura en el top ten de las ciudades más visitadas e incluye a Ronnie Arias entre los surfistas de sillón célebres.

Para intercambiar casas en vacaciones está Intervac o Home for Home. Existen también cosas más exóticas como Cowpool que consiste en comprar una vaca entre varios y repartir los cortes. ¿qué tienen en común todas estas iniciativas? Que el acceso a un bien o servicio pasa a ser mejor que poseerlo. De esto se trata el consumo colaborativo.

En el mes de julio pasado, en España se fundó el portal Peers que pretende convertirse en una organización independiente que promueva la economía colaborativa.

Peers nace con el objetivo de ser una voz conjunta de los usuarios de los servicios de la economía colaborativa para poder asegurarse de que esta nueva economía siga creciendo, sea visible y se construyan los puentes necesarios con los legisladores. Se va a articular el trabajo en 3 direcciones: potenciar la cultura "sharing", los aspectos legales y hacer crecer el movimiento.

La biblia del Consumo Colaborativo

La norteamericana Rachel Botsman es la co-autora del libro-biblia hasta ahora del consumo colaborativo : "What 's Mine Is Yours: The Rise of Collaborative Consumption" ("Lo que es mío es tuyo: el crecimiento del consumo colaborativo") y hace foco en el tema de la reputación. "La reputación va a ser un sistema de valor más poderoso que nuestra historia de crédito".


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En el libro de Botsman se distinguen tres sistemas de Consumo Colaborativo:

1- El sistema basado en el producto: Pagar por el beneficio de utilizar un producto sin tener que adquirirlo. Se trastornan las industrias tradicionales basadas en modelos de propiedad privada individual. Por ejemplo, compartir y alquiler de autos entre propietarios o el Bicing  como la propuesta catalana o la propuesta de renta temporaria que implentó el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

2- Los mercados de redistribución: Redistribuir los bienes usados o adquiridos, de donde ya no se necesitan hacia algún lugar o alguien que sí los necesitan (ej. Mercados de intercambio y de Segunda Mano). En algunos mercados los productos pueden ser gratuitos (Freecycle), en otros se intercambian (Grownies ropa de niños) o se venden nuevos y usados (eBayAla maulaMercado LibreDe Remate).Con el tiempo,Redistribuir puede convertirse en la quinta "R", junto con Reducir, Reutilizar, Reciclar y Reparar.

Aquí vale citar a la Argentina como uno de los casos paradigmáticos en plena crisis económica del 2001 con los "clubes del trueque". La Red Global del Trueque nació en 1995, explotó en 2001 con más de 6 mil "clubes del trueque" en todo el país y decayó con el crecimiento económico post-crisis.

3- Los estilos de vida colaborativos: no sólo se pueden compartir o intercambiar bienes materiales. Gente con intereses comunes se juntan para compartir e intercambiar bienes menos tangibles como tiempo, espacio, habilidades y dinero. Estos intercambios tienen lugar principalmente a nivel local o de barrio, donde se comparten espacios para trabajar (Coworking Barcelona), cultivar (Huertos Compartidos), o prestar dinero entre particulares (Comunitae). A nivel más global, tenemos alquiler de habitaciones a viajeros (Airbnb) o simplemente dejar dormir a la gente en tu casa (Couchsurfing).

Vale destacar que mientras crece el CC , las voces críticas en contra también aumentan y se hacen oír. Los más críticos argumentan que el movimiento del Consumo Colaborativo basado en compartir / dejar / alquilar se trata simplemente de marketing y de ideas viejas y perimidas.

Y las principales voces que defienden el Consumo Colaborativo no han dejado nunca de reconocer que no se trata de ninguna idea nueva pero que la tecnología actual permite hacer que el servicio sea mucho más eficiente y escalable.

"La eficiencia de Internet, combinada con la capacidad crear confianza entre extraños ha creado un mercado de intercambios eficientes entre productor y consumidor, prestador y prestatario, y entre vecino y vecino, sin intermediarios", escribió en su libro Rachel Botsman.

Desde el 2012 se asentó el concepto de Consumo Colaborativo y sobre todo se lo relacionada fuertemente a partir del uso de las nuevas tecnologías como una nueva manera de medir la reputación de las personas.

Experiencias argentinas

En Latinoamérica hay plataformas de Consumo Colaborativo muy útiles. Organizaciones como OuiShare, conectan y promueven ideas y emprendimientos que benefician a la sociedad a través del intercambio, la colaboración y la apertura. Shirly Kalush es quien lanzó OuiShare en Buenos Aires en abril 2013 con los primeros OuiShare Drinks. Ahora se organizando el OuiShare Latam Tour que se llevará a cabo en 4 ciudades de la región y en el cual los fundadores de OuiShare llegarán a Buenos Aires y se hará un OuiShare Drink Para registrarse

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Shirly, pionera y gran promotora de esta tendencia, también es la Gerenta de SaferTaxi. Al hablar de Consumo Colaborativo comenta:  "Uno de los pilares del consumo colaborativo es la confianza entre desconocidos. Gracias a las calificaciones de los pasajeros, de los taxistas y viceversa, las personas viajan más seguro sabiendo que sus compañeros ya calificaron a los taxistas y esto es lo más valorable, mucho mas apreciable que una empresa o un famoso te diga que un servicio es mas seguro que otro".

SaferTaxi, la plataforma líder en Latinoamérica para la reserva de taxis por internet, ofrece a los usuarios una alternativa gratuita para reservar sus taxis de manera rápida, práctica y segura; además ofrece a los clientes corporativos la posibilidad de llevar el control de los viajes en tiempo real. Si se habla de seguridad y de ahorro en transporte, esta plataforma sí que ha entendido el concepto.

Por su parte, SegundoHogar.com,  la plataforma de alquileres temporarios de Latinoamérica, conecta a inmobiliarias y dueños con viajeros, dándole a estos últimos la posibilidad de reservar online el alojamiento de su próximo viaje con fotografías, amplias descripciones y un gran nivel de confianza.

Constanza de la Cruz, CEO de SegundoHogar.com, opina que "el consumo colaborativo hace foco en una utilización más eficiente de los recursos, para disfrutar al máximo e impactar al mínimo. Los alquileres temporarios evitan períodos de desocupación de propiedades que pueden ser aprovechadas por más personas además de sus dueños. Los viajeros en su estadía, al sentirse y vivir como en su hogar, generarán menor impacto medioambiental que en alojamientos tradicionales".

Mirá el video :

      
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