El sumo pontífice recibió hoy a una delegación de familiares de las víctimas del ataque ocurrido en 1994, y que provocó 85 muertes. Durante el encuentro, que duró una hora y media, Francisco se comprometió a acompañarlos "en la búsqueda de la verdad y la justicia".
"Cuando le expresamos que estábamos reunidos con él porque con su ayuda podíamos universalizar el pedido de justicia, nos dijo: 'Cómo no acompañarlos en esto; si estos son los parámetros, yo los acompaño'", relató Sergio Burstein a Infobae.
Desde Roma, el titular de la Asociación de Familiares y Amigos de las víctimas del atentado a la AMIA contó que la reunión fue "impactante, sumamente positiva". Comentó, además, que los familiares informaron al Papa que la agrupación lo propondrá como candidato para recibir el premio Nobel de la Paz.
La decisión obedece a "su mensaje, por su posición tan humana acerca de la necesidad de vivir en paz", explicó Burstein. Añadió que Francisco respondió que ya había rechazado en otras oportunidades propuestas de esa naturaleza, pero tras la argumentación accedió: "Está bien, no lo prohíbo", les dijo.
Los familiares le entregaron también distintos presentes y con uno de ellos se produjo el momento más emotivo de la cita. Fue cuando
le ofreció el guardapolvo del jardín de infantes que conservaba como único recuerdo de Sebastián, el hijo de 5 años que perdió como consecuencia del atentado. De acuerdo con Burstein, el obsequio –un "testimonio", según lo definió– conmovió al Santo Padre.
"Usted nos está dando el lugar que no nos dan en Buenos Aires por opinar como opinamos", le comunicó el dirigente de la agrupación al manifestarle su voluntad de que no sea ése un encuentro aislado, sino el comienzo de un trabajo en conjunto que permita acercarse a la verdad y la justicia.
Además de Burstein y Barreiro, participaron Olga Degtiar, Graciela Linial de Furman y Daniel Komarovsky, acompañados por sus abogados en Derechos Humanos e Internacionales Alicia Oliveira y Eduardo Valdes. La reunión giró sobre los ejes del diálogo, el respeto y la justicia, que –consideraron los familiares– es la única forma de encontrar la paz.