Los 10 puntos más polémicos del actual sistema electoral argentino

A las dudas por el tipo de boletas, las PASO y la subestimación del peso de algunas provincias en el Congreso, se suman los interrogantes por la designación de consejeros de la Magistratura. Lo que hay que saber

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 Adrián Escandar 162
Adrián Escandar 162

1. La recurrencia de prácticas clientelares

"Lo que hacen es movilizar a estructuras partidarias, en general estrechamente vinculadas con el Estado, para captar los votos de la población a través de distintos caminos. Algunas de estas prácticas son ilegales, otras no. En todo caso, lo que demuestran es poco respeto hacia el votante y hacia su derecho a votar con plena autonomía", explica Ramiro Álvarez Ugarte, director del Área de Acceso a la Información de la Asociación por los Derechos Civiles, en diálogo con Infobae.

Un ejemplo de clientelismo es el voto cadena. Un puntero va a un centro de votación con un grupo de votantes. El primero deposita en la urna un sobre no oficial que probablemente sea declarado nulo en el escrutinio, pero le entrega al puntero el sobre con la firma de las autoridades de mesa. Ahí comienza la cadena: el dirigente le da ese sobre cerrado al segundo votante con la boleta partidaria adentro, obligándolo a depositarlo en la urna, y a darle el sobre vacío que recibe en la mesa. Y así el ciclo se repite.

2. Las boletas múltiples y el fraude

"El uso de múltiples boletas partidarias favorece varias malas prácticas que a lo largo del tiempo se han perfeccionado. Por ejemplo, fuerzas políticas que imprimen las boletas de otros partidos con errores y las ubican en el cuarto oscuro para que los votos que se hagan por esos partidos sean declarados nulos. Es un sistema que está llegando al final de su ciclo. En América Latina, los únicos que lo utilizamos somos los argentinos y los uruguayos", cuenta a Infobae el abogado José María Pérez Corti, magister en Partidos Políticos y especialista en justicia electoral.

"El sistema hace que dependa de cada partido la provisión de sus boletas electorales -dice Álvarez Ugarte-, lo que muestra un bajo compromiso del Estado con el acto eleccionario y pone a los partidos de mayor alcance territorial en una posición de ventaja estratégica en relación a los más pequeños".

Pero Ernesto Calvo, PhD en Ciencia Política y profesor de la Universidad de Maryland, relativiza el impacto de estos vicios. "Todos los sistemas electorales tienen instancias de microfraude. En países como Estados Unidos aún más que en Argentina. Los microfraudes tienen un sesgo fuerte para el oficialismo en cada lugar, aunque no necesariamente es el mismo. Pero la tradición argentina desde la vuelta de la democracia ha sido electoralmente muy limpia, y no ha habido nunca una observación electoral internacional que haya encontrado irregularidades importantes", asegura en diálogo con Infobae.

3. La boleta única: ¿una solución?

"Para la elección de gobernador y de legisladores provinciales en Córdoba se utiliza un sistema de boleta única que tiene en un mismo soporte la totalidad de la oferta de partidos y candidatos. Se utilizó por primera vez en 2011 y produjo un nivel más alto de 'corte de boleta', es decir, combinación de candidatos de distintos partidos. Como el ciudadano tiene en su mano la totalidad de la oferta, se le facilita emitir un voto más a la medida de su gusto", afirma Pérez Corti.

"Es un sistema que indica un mayor compromiso del Estado con el acto eleccionario, ya que las boletas son confeccionadas por él mismo y es el Estado el encargado de garantizar su presencia en todas las mesas", agrega Álvarez Ugarte.

"Pero el efecto de la boleta única no es unívoco -sostiene Calvo-. En 2005 hicimos un experimento para las elecciones nacionales en el que diseñamos cuatro sistemas de voto electrónico distintos. Los niveles de corte de boleta resultaron notablemente dispares en cada uno de ellos. Ocurre que el votante sólo tiene información parcial sobre candidaturas y partidos. Por eso, la manera en la que se presenta la información tiene efectos importantes sobre el resultado de las elecciones, y la gente puede votar equivocadamente en un alto porcentaje".

4. La lista sábana

Hasta hace poco, era uno de los aspectos más discutidos del sistema electoral argentino por el riesgo que supone dar el voto a un gran número de candidatos a diputados desconocidos al votar por quienes encabezan la lista. Pero las preocupaciones son exageradas.

"En Argentina no es un problema grande porque, salvo en la provincia de Buenos Aires, donde se eligen 35 diputados por elección, en los demás distritos se votan 13, 12 o menos. Eso quiere decir que por cada partido ingresan dos o tres candidatos, con lo cual, no es que la mayoría sean anónimos", afirma Calvo.

5. La ventaja de los partidos grandes en las provincias chicas

"Hay muchos partidos en las provincias grandes, pero pocos en las chicas -continúa el profesor de la Universidad de Maryland-. Como las provincias chicas eligen pocos diputados, los partidos grandes como el radicalismo o el peronismo tradicionalmente obtienen un premio significativo. Por ejemplo, en Tierra del Fuego, donde se eligen pocos cargos por elección, un partido que saca un 40 por ciento de los votos siempre se lleva un premio en bancas, un porcentaje un poco mayor. En cambio, las provincias más grandes, como Buenos Aires o la Capital Federal, tienen un sistema más proporcional, y un partido que obtiene un 30 por ciento de votos se queda más o menos con la misma proporción de escaños".

6. La sobreestimación de las provincias chicas y la subestimación de las grandes

"La ley establece que a cada distrito le corresponde un diputado nacional cada 'x' cantidad de habitantes. Ese número 'x' debe actualizarse cada diez años, con los censos nacionales, pero no se modifica desde hace más de 20 años. Como consecuencia, hay provincias que están preocupantemente subrepresentadas (tienen menos escaños de los que le corresponderían por su población), como Córdoba y Buenos Aires, y otras que están ampliamente sobrerrepresentadas (tienen más de lo que debieran), como Tierra del Fuego", explica Pérez Corti.

7. ¿Un sistema poco federal?

"El sistema electoral establecido para la conformación del Senado Nacional con la reforma constitucional de 1994 dictaminó la representación partidaria de la minoría, pasando de dos a tres senadores por provincia (dos para el partido más votado y uno para el segundo). Es un paso adelante que se haya habilitado la representación minoritaria, pero se afectó negativamente el funcionamiento de la cámara, porque los senadores terminan agrupándose por fuerzas políticas en vez de actuar en representación de cada una de las provincias", agrega.

8. Las PASO: primarias que todavía no funcionan como primarias

"Luego de la primera elección en las que se utilizaron -continúa Pérez Corti-, se dijo que no se ganaba nada con el sistema de Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) porque una vez que se votó en ellas perdieron interés las elecciones generales. Pero eso sucedió porque el sistema estaba recién implementado y todos los partidos presentaron una sola lista, además de que la elección de 2011 estuvo altamente polarizada. Por eso las próximas elecciones nos van a mostrar nuevos efectos de estas reformas, porque es positivo que la ciudadanía pueda decidir dentro de los partidos cómo se tienen que conformar las listas".

9. Desigualdad en el acceso a espacios de publicidad electoral

"La última reforma electoral introdujo restricciones a la capacidad de los candidatos para adquirir espacios en medios audiovisuales. Ahora, el Estado distribuye esos espacios de acuerdo a criterios más o menos razonables, y las campañas están limitadas en el tiempo. Estas medidas tienen por objeto igualar el campo de juego electoral para que todos puedan participar en condiciones de relativa igualdad, sin que aquellos con acceso a más recursos adquieran preponderancia en el debate público. El problema es que el sistema se ve enormemente distorsionado por el uso proselitista de la publicidad oficial, de la que se benefician quienes ocupan cargos públicos y controlan esos fondos", dice Álvarez Ugarte.

10. El interrogante de las elecciones en el Consejo de la Magistratura

Más allá de que todavía no se sabe si se aplicarán, ya que la justicia frenó su aplicación por la posibilidad de que sean elecciones inconstitucionales, es necesario comprender cómo se llevarían a cabo. Una de las mayores dudas que genera la norma es la posibilidad de que se frustre la iniciativa opositora de que todos los partidos presenten una misma lista de candidatos a consejeros.

"Un partido, para tener reconocimiento a nivel nacional, debe tener personería en al menos cinco distritos, lo que lo habilita a presentar candidatos a diputados y senadores en las 23 provincias y en la Ciudad de Buenos Aires, además de postular presidente y vice. La ley que establece la elección de consejeros no dice que un partido necesita poseer representación en 18 distritos para postular candidatos. Basta con tener personería en cinco. Pero lo que hace es regular las listas colectoras, ya que si un grupo de partidos diferentes que no forman parte de una alianza deciden en una categoría específica presentar los mismos candidatos, lo que hacen es sumar una lista colectora (en este caso, de consejeros de la magistratura)", explica Pérez Corti.

"La Cámara Nacional Electoral estableció que los diferentes partidos pueden presentar la boleta de la lista colectora pegada a las otras siempre y cuando formen una alianza para esa categoría, y así prueben que entre ellos hay un vínculo jurídico y que no están engañando al electorado. Entonces, el requisito que establece la ley de reforma del Consejo de la Magistratura es que los partidos que pretendan presentar la lista de candidatos como colectora deberán acreditar una alianza para la categoría de consejeros en al menos 18 distritos", agrega.

El problema es que para acreditar esa alianza en 18 distritos, todos los partidos que quieran adherir la lista de consejeros deberán tener representación en cada uno de esos distritos. Con lo cual, un partido que sólo pueda presentarse en 17 provincias distintas no podrá sumar la boleta colectora de candidatos acordados por la oposición.

Sí podrá poner consejeros propios o no presentar ninguna lista e invitar a sus votantes a sumar en el cuarto oscuro la boleta opositora. En rigor, son muy pocos los partidos que tendrán la posibilidad de formar esa alianza en 18 distritos. En cambio, el Frente para la Victoria no tendrá problemas para sumar su propia lista de candidatos al consejo, ya que tiene representación en todos los distritos.

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