Con las expectativas puestas en el encuentro más atractivo del semestre, Boca y Newell's se disputaban el pasaje a la semifinal de la Copa Libertadores en el Coloso Marcelo Bielsa. El empate sin goles en la ida permitía soñar con un partido muy atractivo y cargado de emociones.
La tenencia del balón y la presión insistente en todos los sectores llevaban al equipo de Martino a generar las situaciones más claras. La primera fue después de un gran pase de "Nacho" Scocco para Maxi Rodríguez, en la que el volante ingresó al área por la banda izquierda y ante la salida de Orión, no supo definir. La falta de posesión y el desorden táctico preocupaban cada vez más a Carlos Bianchi.
La jugada más clara del "Xeneize" recién se produjo a los 27 minutos. Tuvo que aparecer Juan Román Riquelme, quien se sintió incómodo desde el inicio del cotejo, para formar una pared con Nicolás Blandi y disparar de media distancia. Pese a la técnica del diez, su remate se fue desviado.
En el complemento, la desesperación de Boca se fue incrementando por el notable juego "leproso". La visita sólo apostaba a la pelota parada y a los siete minutos tuvo un córner con el que pudo romper el cero. El cabezazo de Nicolás Blandi, que Milton Casco le sacó en la línea generó mucho suspenso para el espectáculo rosarino.
Unos minutos más tarde, se repitió la fórmula: con un gran centro de Riquelme, Nicolás Blandi estrelló la pelota en el travesaño y paralizó los corazones del "Rojinegro". Era el mejor momento de Boca, pero la expulsión de Clemente Rodríguez modificó radicalmente la escencia del juego y el sistema del elenco visitante. Con inferioridad numérica el "Virrey" sacó a todos los delanteros y apostó por una clasificación desde el punto del penal.
Sin presión en la ofensiva y con un hombre menos, Boca volvió a perder el dominio del juego. Pero Newell's no lograba concretar situaciones riesgosas y su falta de ideas lo llevaba a probar con remates de larga distancia. Sólo una tentativa de Diego Mateo se fue a pocos centímetros del ángulo izquierdo de Orión.
A falta de dos minutos la "Lepra" tuvo la chance para romper el score. Luego de una notable corrida de Martín Tonso, el volante ingresó al territorio enemigo y cuando buscó el arco del "Xeneize", la pelota se desvió en el camino hacia la red. Sólo por la gran reacción de Agustín Orión el equipo de Bianchi seguía con vida en la Copa Libertadores.
Los 90 minutos se consumieron y los goles no llegaron, por lo tanto el pasaje a la semifinal del certamen continental se definió desde los doce pasos. En total se ejecutaron 26 penales para que los conducidos por Gerardo Martino logren meterse entre los cuatro mejores de América. El sueño "leproso" sigue más vigente que nunca, mientras que el pésimo presente de Boca en el torneo doméstico hace que no haya nada más por jugar hasta el próximo semestre.