Francisco bromeó con los periodistas en las primeras palabras de su discurso, interrumpiendo su lectura y desatando las primeras sonrisas y aplausos: "¿Trabajaron mucho no?".
Después de disertar sobre el papel de la prensa en el mundo y de la importancia de evitar tratar los temas de la Iglesia "desde una lógica mundana", aconsejó hacerlo teniendo en cuenta su "naturaleza espiritual, no política".
"Solamente desde esta perspectiva se puede entender con razón lo que hace la Iglesia", sostuvo Francisco. Luego trazó un paralelo entre la tarea de la Iglesia y la de los periodistas.
"Nosotros no estamos llamados a comunicarnos a nosotros mismos, sino a tres elementos esenciales: la verdad, la bondad y la belleza", dijo, asegurando además que esa misión le cabe tanto a su organización religiosa como a la prensa.
La elección del nombre
"Les voy a contar una historia", avisó Francisco, concentrando la atención en la parte clave de su disertación, ya sin discursos por leer sino improvisando ante una audicencia de más de 5.000 personas en la sala Paulo VI.
"Durante la elección estaban a mi lado el obispo emérito de San Pablo y el prefecto de la congregación para el clero, Claudio Hummes. Cuando la cosa se estaba poniendo peligrosa, él me daba ánimo, y cuando los votos subieron y llegaron a los dos tercios, el acostumbrado aplauso llegó. Entonces él me abrazó, me dio un beso y me dijo: 'No te olvides de los pobres'".
Francisco saluda a las más de 5.000 personas que asistieron a su audiencia con la prensa (AFP)
El Sumo Pontífice reveló entonces que fue en ese momento en que le vino a la cabeza San Francisco de Asís, aun "mientras la votación seguía y se contaban más votos".
Según la visión del papa, "Francisco de Asís es el nombre de la paz y la pobreza, el hombre que ama y cuida la Creación en este momento en que nosotros no tenemos una relación muy buena con la Creación", dijo en referencia elíptica a las guerras y a la destrucción del planeta.
"Aaaah, cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres", concluyó, desatando el aplauso más cerrado de su disertación.
El martes, primera misa
Mientras tanto, el Vaticano ultima los preparativos para la gran misa de entronización en la basílica de San Pedro del próximo martes, día de San José.
Antes, el Papa rezará su primer Ángelus dominical desde la ventana de su estudio en el palacio apostólico, que el viernes fue reabierto después de haber permanecido sellado desde la renuncia de Benedicto XVI, el 28 de febrero.
En previsión de estos dos grandes acontecimientos, que según las autoridades atraerán a Roma a miles de peregrinos y curiosos de todo el mundo, los vendedores ambulantes del Vaticano empezaron ya a vender 'souvenirs' con la efigie del nuevo líder de los 1.200 millones de católicos del mundo.