Henrique Capriles, elegido candidato opositor para los comicios presidenciales de octubre en Venezuela, es un joven pero experimentado gobernador con fama de incansable, que propone reemplazar el socialismo de Hugo Chávez por un modelo de izquierdas basado en el brasileño.
Gobernador del segundo estado más poblado del país, Miranda, que abarca parte de Caracas, Capriles, de 40 años, asegura sentirse "cómodo" cuando se le ubica en la centro-izquierda, ensalza la labor del sector privado en la economía y cree que la prioridad del Estado debe estar en las políticas sociales.
Al recorrer los pueblos y barriadas de gran parte de Venezuela durante su campaña para las primarias de oposición se mostró sereno y resuelto, llamando a la "unión" de todos los venezolanos por encima de colores políticos.
El ahora candidato presidencial, que ganó en febrero las primarias con más de 60% de los votos, ha ofrecido mejorar las populares políticas sociales de Chávez para captar el voto de las clases más bajas, tradicionalmente afines a este último."Chávez plantea el camino del socialismo. Un Estado que quiere ser dueño de todo. Yo planteo el camino del progreso", asegura Capriles, que quiere "aplicar en Venezuela el modelo brasileño".
"La clave es la superación de la pobreza, atada al crecimiento económico", continúa, al describir lo que más le inspira del modelo al que dio forma en Brasil el ex mandatario Luiz Inacio Lula da Silva. También propone acabar con algunas prerrogativas que promovió Chávez, como la reelección indefinida y leyes como la que permite lasCapriles empezó su carrera política muy temprano, cuando con 26 años fue electo diputado y presidente de la desaparecida Cámara de Diputados, de la mano de uno de los partidos tradicionales, el Copei (demócrata-cristiano, derecha).
Hijo de una familia pudiente y nieto por parte materna de judíos polacos sobrevivientes del Holocausto, aunque se define "católico creyente", Capriles es un abogado con especialización en derecho económico, que tras su debut parlamentario ganó en 2000 la alcaldía del municipio caraqueño de Baruta, apoyado por el joven partido Primero Justicia, socialcristiano, al que sigue perteneciendo.
En 2004 fue reelegido alcalde, tras pasar cuatro meses preso acusado de no actuar ante un ataque sufrido por la embajada de Cuba durante el golpe de Estado que despojó brevemente del poder a Chávez en abril de 2002, cargos de los que finalmente fue absuelto.
"Cuando uno pasa por la cárcel, sin duda hay dos caminos: o te alejas de todo lo que es la fe, la parte cristiana, o te acercas. Yo me acerqué", dice Capriles, que agradece, además, a su abuela materna haberle enseñado a no ser rencoroso. En este sentido, se declara admirador del ex presidente surafricano Nelson Mandela, porque "después de soportar una prisión de tantos años, tuvo el valor de salir a trabajar con todos y unir al país". Un modelo por seguir, que "encaja perfectamente" en el momento que vive Venezuela, con una sociedad profundamente dividida entre chavistas y detractores.
"El Gobierno cree que sobre la base de la división es que puede permanecer en el poder, yo creo que sobre la base de un gobierno de unidad es que el país saldrá adelante", dice quien en 2008, siguiendo una carrera política lineal, ganó la gobernación de Miranda frente a una de las figuras más fuertes del oficialismo, el actual presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
Como gobernador, a Capriles se le reconoce especialmente el trabajo que ha hecho en educación, con la recuperación de colegios y planes para aumentar la matrícula escolar, así como otros programas para reparar viviendas humildes y promover la salud gratuita.
El joven gobernador, soltero y sin hijos, es definido por una colaboradora cercana como un hombre "sencillo" e "incansable" cuyas principales motivaciones son el trabajo y los deportes.
Ahora, Capriles, quien para las primarias contó con el apoyo de un conjunto de partidos desprendidos del chavismo y que se ha empeñado en distanciarse de las formaciones políticas tradicionales, se prepara para una campaña presidencial reñida, con una clara desventaja financiera, y con mucho acento en lo social.
"Va a ser una campaña muy desigual, un reto para nosotros", apunta, asegurando que está listo para en los próximos meses "recorrer Venezuela como nadie la ha recorrido en los últimos años".
"Viene un cambio en la forma de hacer las cosas", advierte Capriles, que también se distancia de Chávez en su visión de la política exterior, pues asegura que no busca "tener un club internacional de amigos", sino "relaciones igualitarias" con todos los países, incluidos China o Cuba, muy cercanos al actual Gobierno.
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