Todos tenemos un sueño y lo que nos hace diferentes a unos de otros es atreverse a hacerlo realidad. Abraham Levy, soñaba con conocer todas las playas de México, su país, no como un simple turista sino desde la aventura de adentrase en sus aguas, pero no con un velero lleno de amigos, sino acompañado por su alma en la soledad de un kayak.
Su sueño era conocer todas y cada una de las playas de su país natal y más de una vez tuvo la intriga de cómo sería intentarlo: "Inicialmente me llamaba mucho la atención pensar cómo era estar ahí solo, en medio de la nada y en medio de todo... Y un día me dije: `Lo tengo que intentar´. Entonces, me preparé para hacerlo y curiosamente nunca me había sentido tan bien. Fue como ser parte de todo lo me rodeaba; luego del miedo inicial, me sentí parte de todo eso".
El único conquistador de los once mil kilómetros de costa mexicana contó a Infobae que cuando decidió concretar su sueño inició su preparación física, y que durante su expedición pudo navegar 40 kilometros por día.
"Es estar solo con el todo", dijo Levy a Infobae al hablar sobre la experiencia que le llevó 13 meses y en la cual conoció en profundidad a una importante persona: él mismo.
"¡Hay paisajes y momentos tan espectaculares! –exclamó, y recordó–: La mayor parte de la travesía fue de asombro y de agradecimiento. ¡Simplemente estaba ahí contemplando esa maravilla!".
También contó cómo vivió esa experencia desde adentro: "Navegar es oler, sentir, observar... y hacerlo a la velocidad del ser humano permite realmente apreciar todo lo que está sucediendo alrededor. En el momento que hubo que sudar y sentir la corriente, o cómo cambia el color del cielo, o a la hora de llegar a un sitio, todo sabe mejor. Uno aprecia más las cosas".
Experiencias únicas de un hombre que nunca naufragó
"En Chiapas, me crucé con un cocodrilo que saltó muy cerca con la mandíbula abierta, como diciendo '¡Este es mi espacio!´. También tuve que pasar una tormenta impresionante, y cruzar olas de más de 10 metros, me tocaron seis días con esas olas. Pero fue muy bello estar cara a cara con esa fuerza de la naturaleza".
Lo asombroso de escuchar a Levy es acompañar con la imaginación ese viaje largo y cargado de aventuras durante el cual, como él dijo, "todo es nuevo y eso hace que todos los sentidos estén alertas, y hace que uno esté más despierto de lo que pasa alrededor".
Como todo buen explorador, las metas continúan y, por eso, Abraham Levy ya marcó un nuevo rumbo en el mapa: nada más y nada menos que unir España y México. "Voy a zarpar de España para llegar a México, 9 mil kilómetros en solitario a bordo de un bote de remo en octubre de 2013 y estaré navegando entre 4 y 6 meses, dormiré en la mitad del (Océano) Atlántico durante meses. Haré mi comida a bordo".