"El Gobierno ha decidido suspender por un tiempo indefinido la caza de animales salvajes que se practica con motivos comerciales (...) a partir del 1º de enero de 2014", anunció un comunicado del Ministerio de Medio Ambiente.
El Gobierno de Botswana considera que este deporte no es "compatible con sus compromisos en favor de la conservación y de la protección de la fauna local ni con el desarrollo de la industria turística local a largo plazo".
La caza mayor es un deporte practicado por grandes aficionados, a menudo ricos, como el rey de España Juan Carlos I, cuya cacería, en abril pasado, se destapó tras una caída en la que se rompió una cadera, levantando una polvareda en el país que se hundía en la crisis.
El monarca debió ser intervenido quirúrgicamente: se le reconstruyeron tres fragmentos fracturados de la cadera derecha y le implantaron una prótesis de sustitución. La fractura se produjo como consecuencia de una caída accidental, al tropezar con un escalón en la residencia donde se alojaba en Botswana.
El país alberga una enorme población de elefantes, leones y búfalos muy apreciados por los cazadores, pero el Gobierno teme que algunas especies puedan ser diezmadas.
"Si dejamos hacer, este declive constituye una amenaza real para la preservación de nuestro patrimonio natural y para la salud a largo plazo de la industria turística local, segunda fuente de ingresos detrás de los diamantes", según el comunicado.
El turismo representa cerca del 12% del Producto Interno Bruto (PIB) de Botswana, un vasto país del África austral cuya fauna importante y muy variada atrae cada año a centenas de miles de turistas.