A pocos meses de la muerte de Alicia Zanca, su exmarido, el actor Gustavo Garzón, decidió terminar su último trabajo como directora teatral. Se trata de La malasangre, una historia de amor en el marco de una sociedad cerrada, donde está claramente definido qué es permisible o no lo es, pero donde los aparentemente vencidos nos salvan.
La obra se presenta en el teatro El Porteño, los domingos a las 19.30. Contará con las actuaciones de Alejandro Cupito, Jorge Jiménez, León Pomeranz, Leonel Mesegue, Guillermina González y Miriam Condoleo.
La Malasangre fue escrita en 1981, durante la dictadura militar que gobernaba a la Argentina, cuenta la historia de amor entre Dolores y Rafael, una adolescente nacida en cuna de oro, hija de uno de los terratenientes más poderosos del país y su tutor particular, un jorobado que entre clases de latín, francés y botánica, descubre en su alumna la alegría de soñar.
Benigno, el padre, contrata a Rafael como tutor de Dolores justamente por ser jorobado, para evitar que su hija o su esposa, vean en él un objeto de deseo u otra forma de afecto y delega en Fermín, su mano derecha ejecutor de sus más oscuros designios.
Amor, dolor, sangre, prejuicios y poder se amalgaman en escena para mostrarle al público una obra en donde el silencio llena los vacíos dejados por las verdades ocultas y el miedo a la libre expresión.