La estructura funeraria tiene 1,20 metros de largo por 75 centímetros de ancho y fue hecha con piedra labrada, explicó Fernando Astete Victoria, director del parque arqueológico de Machu Picchu.
Según Astete, la tumba "es única en su género" porque, a diferencia de otras halladas en este sitio, está elaborada con "piedras finas" en lo alto de una colina estratégicamente orientada hacia la muralla Machu Picchu y al Apu Putucusi, lo que denota la importancia del personaje sepultado en su interior.
Se encuentra en la parte superior de una colina denominada Uñawaynapicchu, en el sector noreste del complejo arqueológico, diez metros por debajo de la cima del Huayna Picchu -que posee 2.667 metros de altura y es la principal montaña que se contempla frente a la famosa ciudad imperial de Machu Picchu-.
"Debe tratarse de un personaje de mayor jerarquía, por eso la tumba está mejor elaborada", indicó Astete, quien aseguró que la tumba se encontraba deteriorada y había sido profanada aunque desconoce la época en que pudo ser desmantelada.
"Se han podido recuperar los elementos líticos y rescatar la forma original de la tumba. Solo algunas aristas de las piedras, fueron rotas porque tiraron las piedras desde la montaña", manifestó.
En la parte inferior de la colina se encontraron los elementos restantes de la tumba, que posteriormente fueron asentados por los arqueólogos en los puntos que correspondían.
Próximamente comenzarán las investigaciones de los arqueólogos para averiguar otras características de este hallazgo funerario de la cultura inca, que será restaurado para que pueda ser accesible a los visitantes del complejo.
La ciudad de piedra de Machu Picchu fue construida por el emperador inca Pachacútec en el siglo XV, en la cima de una montaña a 2.400 metros de altura, como centro ceremonial o sitio de descanso de nobles incas.