El crecimiento del culto evangélico en nuestro país es un fenómeno que no deja de aumentar, y más en los últimos tiempos. Un ejemplo es que, según datos del boletín oficial, en nuestro país abre una iglesia evangélica por día.
Ya entre el 2007 y el 2011 fue marcado el crecimiento de las inscripciones de las comunidades evangélicas, convirtiéndolas en las más numerosas del Registro con casi el 90% de un total de más de 4.500 (en 2006 eran 3.600).
Pero estos datos no implican, necesariamente, un aumento en el número de fieles porque, en muchos casos, los nuevos cultos cristianos se desprenden de otros. Además, el Registro no toma en cuenta las bajas aunque no todos se inscriban.
Según un estudio realizado en todo el país por el CONICET y cuatro universidades nacionales en el año 2008, el 9% de la población era evangélica (7,9 % de ellos pentecostales), un 1,9% Testigo de Jehová y un 0,9% mormón. Pero, según los datos de los últimos cuatro años, ese porcentaje aumentó.
Además, todo parece indicar que descendió el porcentaje de los católicos, que en aquel estudio demostraba ser el 76,5%, pero los practicantes rondaban apenas el 20%.
Según los expertos, el aumento de los evangélicos se debe a la calidez con la que se manejan y la cercanía que tienen con la gente. "Las inscripciones revelan el gran crecimiento de la Iglesia evangélica por el modo en que presentamos a Jesucristo", afirmó Rubén Proietti, presidente de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas.
Proietti admitió que muchos nuevos grupos evangélicos que se inscriben son producto de un desprendimiento de comunidades ya existentes, pero aclara que ello también puede conllevar tener más fieles. "Una división, que nunca es agradable, puede estar expresando un deseo de expansión", señaló. Y, pese a la extendida creencia, destacó que los evangélicos no son proselitistas. "No buscamos sacarle fieles a otros cultos", aseguró.
La Iglesia Católica acepta el crecimiento del culto evangélico y lo toma como un desafío. El secretario de la comisión de Ecumenismo del Episcopado, padre Pedro Torres, opinó: "Este nuevo pluralismo religioso es una oportunidad tanto para el diálogo ecuménico, que procura la unidad, cuanto para el análisis o autocrítica al interior de las iglesias históricas en relación a un estilo de vida evangélico más fiel a la verdad y a la caridad, más sencillo, austero y solidario. Necesitamos recuperar en nuestras comunidades el sentido del compromiso bautismal".
Por otro lado, Proietti reconoce que hay grupos que se hacen llamar evangélicos y que son poco serios y truchos. "En nuestra entidad no aceptamos a cualquier grupo que se declara evangélico y no tiene una adecuada formación y conformación, ni a personas que se autoproclaman pastores, sino que tenemos una serie de exigencias", aclara. De hecho, considera que parte del crecimiento evangélico se debe a que la gente "comprueba que en sus comunidades no se la engaña".