"La reducción de la pobreza entre los trabajadores está asociada directamente al aumento real de los rendimientos del trabajo, a la ampliación de la cobertura de los programas de distribución de renta y al incremento de la tasa de ocupación, sobre todo en el área del trabajo formal", indica el estudio divulgado por el organismo.
La OIT coincide en líneas generales con los datos que maneja el Gobierno y apunta que la reducción de la pobreza en un 36,5% favoreció a 27,9 millones de personas, que pasaron a formar parte de las capas más bajas de las clases medias.
Según los parámetros de la OIT, se considera pobres a aquellas personas cuya renta se sitúa por debajo del salario mínimo, que hoy es de 622 reales (u$s311) y pasará a partir del año próximo a 667,75 reales (u$s330).
Entre los planes sociales y de transferencia de renta, la OIT destaca el impacto del conocido como Bolsa Familia, que en 2004 asistía a 6,5 millones de familias y ahora llega a 13,3 millones de familias, con una inversión que en 2011 llegó a 16.700 millones de reales (u$s8.350 millones).
El informe apunta que, pese a esos "considerables avances", el 8,5% de la población brasileña todavía vive en la extrema pobreza, con ingresos mensuales inferiores a 70 reales (u$s35 dólares).
Asimismo, señala que si bien Brasil mejoró en términos de formalización del trabajo, se calcula que cerca del 30% de la masa laboral del país aún se desempeña en la informalidad.
"En líneas generales hay una evolución muy positiva de esos indicadores, pero eso no quiere decir que no persistan aún enormes desafíos", indicó la directora de la OIT en Brasil, Laís Abramo.
Entre ellos, la funcionaria citó el caso de las mujeres, que en promedio trabajan anualmente diez días más que los hombres, ya que en general continúan a cargo de todas las tareas del hogar, y además tienen más dificultades para acceder al mercado laboral y a mejores salarios.
El informe sostiene que, a las disparidades de género, se suman las de carácter racial y apunta que la población negra persiste como la más pobre, la menos escolarizada y la que más dificultades tiene para acceder a empleos de calidad.
La OIT sostiene además que Brasil debe hacer un esfuerzo para dar mayores oportunidades de educación y empleo a los jóvenes de entre 15 y 24 años, entre los cuales un 18,4% (6,2 millones de personas) ni estudia ni trabaja.