"Una esposa dura tanto como un matrimonio, pero una ex esposa es para toda la vida", dijo el genial Woody Allen.
Enamorarse no pasa de moda, las personas se siguen casando pero los divorcios crecen más rápidamente que las bodas.
En Ecuador, la tasa de divorcios ha crecido un 69% en 10 años, según cifras del INE; la población aumentó en 3 millones de personas, pero la tasa de bodas permaneció estancada.
En Argentina, una de cada tres parejas se divorcia y el 60 % de las rupturas es impulsada por las mujeres, según un estudio de María Bertoldi de Fourcade y los datos del Registro Civil de Buenos Aires.
En Europa, dos de cada tres parejas terminan en separaciones. España es el país donde más ha crecido la tasa de divorcios, según datos del Instituto de Política Familiar de ese país.
¿Por qué nos separamos?
El divorcio no distingue edades, pero las separaciones son más frecuentes en gente joven.
"Hay divorcios de gente joven que hace un par de décadas no se veían y que se daban a partir de los 10 años de casados", dice Any Krieger, psicoanalista especializada en pareja y familia y compiladora del libro Repensar los vínculos. "Ahora se separan al año, incluso con la mujer embarazada, cosa que antes también ocurría pero esporádicamente".
Infidelidad, incomunicación, malos tratos, conflictos sexuales, diferencias irreconciliables con los familiares de cada uno, el dinero, los diferentes criterios en la educación de los hijos, por solo nombrar algunas, son las causas habituales de una separación.
El aumento de la tasa de divorcios también ha sido notable en personas mayores. "Esas personas ya no son los ancianos de la generación anterior", expresa Krieger, "se dan cuenta de que tienen mucho por vivir y si la relación es mala, se animan a romper el vínculo y poder vivir una vida más satisfactoria".
Cuando los hijos se van de la casa y el matrimonio se reencuentra, a veces pueden verse como dos desconocidos, porque el proyecto familiar se terminó y el divorcio se vislumbra como la mejor opción.
La mujer es la que mayoritariamente toma la decisión de separarse. El cambio de rol social que ha experimentado en los últimos 25 años en América Latina ha sido determinante. Salió al mercado laboral, tiene autonomía económica, mayor libertad sexual. "Todo ello hizo que el ideal máximo de ellas vaya cambiando: antes era solo casarse y tener hijos y hoy pueden ser presidentes, académicas, pueden vivir viajando por su trabajo y, además, pueden o no estar casadas y tener hijos", sostiene Adriana Guraieb, psicoanalista y experta en problemáticas de pareja.
Cómo se evita la ruptura de la pareja
La palabra 'crisis' significa riesgo y oportunidad, ambas acepciones a la vez. A veces, "la gente busca el alivio ligero, fácil, y termina cada uno por su lado", asegura la licenciada Guraieb.
"Hay que hablar, comunicarse, pedir ayuda y hacer terapia antes de tomar semejante decisión. No es fácil divorciarse, se sufre mucho porque se han invertido muchos años en proyectos comunes", sostiene.
Para Any Krieger, hay parejas que "no tienen idea de lo que hablan, creen que la salida es el divorcio en vez de intentar una terapia". Como experta "les digo que no se apuren, que esperen por lo menos 6 meses para volver a pensar en eso, que cada uno tiene que trabajar su dificultad para estar con el otro".
"El cambio tiene que empezar por uno, no esperar que sólo sea en el otro", concluye Krieger.
Finalmente, la razón que nos lleva a compartir la vida con alguien es el amor; la construcción del vínculo exige un esfuerzo, invertir como quien lo hace en una carrera, disfruta un trabajo o una actividad que le apasiona. A veces es un disfrute pleno, pero también hay momentos de renunciamiento a nuestros deseos personales para cosechar un bienestar común.