Ascenso y caída del faraón de la era moderna

La condena a Hosni Mubarak castigó la represión que enmarcó el final de su dictadura, pero no da cuenta de los 30 años de gobierno. A pesar de su falta de carisma, fue uno de los hombres más poderosos del mundo árabe

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Reuters
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Hosni Mubarak, de 84 años, fue condenado a cadena perpetua por la mortífera represión de manifestantes, presidió Egipto durante tres décadas hasta tener que abandonar el poder en febrero de 2011, tras 18 días de movilización opositora sin precedentes.

Los retratos del ex mandatario, en los que estaba visiblemente rejuvenecido, fueron descolgados de los edificios oficiales, y los vendedores de recuerdos de la plaza Tahrir, epicentro de las protestas en la capital egipcia, venden hoy caricaturas de un ex presidente con la expresión azorada. El hombre que gobernó con mano de hierro el país más poblado del mundo árabe, antes de asistir a su juicio en camilla, al menos evitó la pena de muerte pedida por la Fiscalía.

El régimen de Mubarak estuvo marcado por su obstinada oposición a una apertura del sistema, invocando el riesgo de una desestabilización catastrófica de su país. Pocos se atrevían a apostar por la permanencia en el poder de este hombre sin gran carisma que en 1981 sucedió a Anwar el Sadat, asesinado por islamistas. Sin embargo, Mubarak, ex comandante de la Fuerza Aérea, logró mantener la estabilidad de Egipto, y la de su poder, aferrándose a un sistema acusado de asfixiar la vida política.

También se opuso férreamente al islamismo radical inspirado en Al Qaeda, aunque no logró impedir el fortalecimiento de un islam tradicionalista inspirado por el influyente movimiento de los Hermanos Musulmanes.

Con su silueta maciza, su cabellera siempre negra a pesar de la edad y su mirada a menudo oculta por lentes de sol, se convirtió con el pasar de los años en una figura familiar de las reuniones internacionales e impuso a Egipto como un pilar de moderación dentro del mundo árabe.

Pragmático, mantuvo contra viento y marea el puesto de su país en el campo pro estadounidense y preservó los acuerdos de paz con Israel de 1979, que costaron la vida a su predecesor.

El liberalismo económico, que se acentuó en los últimos años, permitió desarrollar sectores económicos como las telecomunicaciones y la construcción, pero casi el 40% de los 80 millones de egipcios seguía viviendo con menos de dos dólares diarios, según estadísticas internacionales.

La corrupción era otro mal endémico del país. La creciente influencia económica y política de su hijo menor Gamal, cercano a los medios de negocios, alimentaba las sospechas sobre planes de una transmisión "hereditaria" del poder en la elección presidencial de septiembre de 2011.

Durante su larga carrera, Mubarak escapó a por lo menos seis intentos de asesinato. Jamás levantó el estado de emergencia instaurado cuando subió al poder. Actualmente se encuentra internado en el hospital militar en estado de detención. Su estado de salud ha dado lugar a distintas versiones, en algunos casos contradictorias.

Su abogado, Farid el Dib, afirmó que sufría de cáncer de estómago. Otras fuentes lo describieron como un depresivo incapaz de caminar. También se afirmó que tiene problemas cardíacos. En marzo de 2010 ya había sido hospitalizado en Alemania para una ablación de la vesícula biliar y la extracción de un pólipo del duodeno.

Mohamed Hosni Mubarak nació el 4 de mayo de 1928 en una familia de la pequeña burguesía rural del delta del Nilo. Escaló los peldaños de la jerarquía militar hasta llegar a comandante en jefe de la Fuerza Aérea, y fue nombrado vicepresidente en abril de 1975. Está casado con Suzanne Thabet, con quien tiene dos hijos, Gamal y Alla. Ambos también comparecieron ante la justicia, pero no fueron condenados, al considerar el tribunal que los delitos habían prescrito.



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