El nuevo modus operandi de la red Al-Qaeda

El raid de asesinatos cometidos por Mohammed Merah en una región del sudeste de Francia confirma una nueva tendencia en el accionar de los grupos islámicos radicalizados: el recurso a los llamados "lobos solitarios"

Guardar

Los traumáticos atentados perpetrados en días recientes en Toulouse y alrededores dejaron al descubierto una de las mutaciones más importantes que se están produciendo en el terrorismo ligado al fundamentalismo islámico de raíz sunnita y salafita, o sea Al-Qaeda. Existe un consenso sustancial entre los especialistas acerca de los profundos cambios que tuvo -y a los que fue forzada- esta red por los contundentes golpes que recibió de la inteligencia y el poder armado de Occidente post 11 de septiembre del 2001.

La casi totalidad de los jefes visibles de esa organización fueron detenidos o abatidos en los últimos 10 años, incluyendo al propio Osama Bin Laden, muerto el 1º de mayo 2011 en Pakistán. La única figura visible remanente parece ser Ayman al Zawahiri, médico egipcio cofundador de Al-Qaeda que le dio "carne teórica" al grupo.

No obstante todo ello, la organización ha pasado a ser, en gran medida, un conjunto de filiales regionales o locales que se identifican con la matriz original y que en diversos grados reciben orientación y alguna asistencia de los "padres fundadores". Sin duda dos de estas "regionales" (con amplios grados de autonomía y autogestión) son Al-Qaeda en el Magreb y Al-Qaeda en Irak. Esta última fue protagonista central de la oleada de ataques terroristas que atizó una casi guerra civil iraquí tras la invasión de los EEUU, con el objetivo expreso de "ahogar" a los americanos dentro de ese torbellino de sangre y desorden. Por esas paradojas de la política internacional, los blancos de esta violencia eran tanto la superpotencia como los grupos chiítas filo iraníes que tomaron parte sustancial del control de Irak a partir de la caída de Saddam Hussein.

Las operaciones de esta organización distan de haber concluido y han demostrado la capacidad de seguir llevando a cabo cadenas de ataques que tienden a poner tensión en el proceso de retiro estadounidense de Irak y la formación de un gobierno que logre algunos consensos básicos entre sunnitas, chiítas y kurdos.

En lo que respecta a Al-Qaeda en el Magreb, ha llamado la atención por su actividad en diversas zonas de África así como por la presencia de simpatizantes y células dormidas en Europa. Un continente en donde se combina la necesidad de inmigrantes con una fuerte crisis económica que siempre tiende a agudizar la xenofobia y el racismo.

Un análisis que vaya más allá de estas autónomas y heterogéneas filiales regionales del terror también detectará la decisión y la recomendación de los inspiradores y teóricos de la guerra asimétrica que encarna Al-Qaeda de buscar mayor eficiencia y simplicidad en sus operaciones. Luego de varios intentos fallidos de ataques con explosivos en Nueva York en años recientes y otras zonas del mundo, recomiendan llevar a cabo ataques simples y al mismo tiempo traumáticos y letales. O sea, el uso de pistolas, ametralladoras, fusiles de asalto, incendio y granadas de mano contra civiles y otros blancos simbólicos, especialmente en países dotados de fuertes sistemas de inteligencia y seguridad como son los EEUU y los Estados europeos.

El asesinato a sangre fría de tres militares franceses y de un profesor y tres niños judíos, con el uso de pistolas 9mm y 11.43 por parte de un joven francés descendiente de argelinos, es un ejemplo de ello. Sin que esto implique que Al-Qaeda y otras organizaciones radicales renuncien al uso de ataques espectaculares en aviones, transatlánticos, trenes, subtes, micros o a lograr el uso operativo de armas químicas y eventualmente radioactivas, lo sucedido en Francia en estos días demuestra que se trata de un camino que Al-Qaeda ha decidido seguir.

"Lobos solitarios", aunque no tanto. Se trata de ciudadanos europeos u occidentales, adoctrinados y radicalizados muchas veces en las cárceles donde purgaban penas por robos y delitos comunes, que recibieron diversos niveles de instrucción y formación en Pakistán, Afganistán, zonas de África, etc.

Al-Qaeda ha asumido que masacres como la perpetrada el año pasado por un neonazi en Noruega o por un francotirador que tuvo en vilo a Washington hace poco más de un lustro logran transmitir y generar elevados niveles de terror. Un terror que, siempre hay que recordarlo, es el instrumento de un objetivo mayor: condicionar la agenda y los intereses de los Estados Unidos y de Europa en el Medio Oriente y en el Golfo Pérsico.

Guardar