La primera dama, clave en la reelección

Rosario Murillo es la mujer más poderosa del país. El matrimonio Ortega toma todas las decisiones prácticamente a solas. Durante los comicios violó abiertamente la veda electoral

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Sus deseos siempre se cumplen, como mandar a pintar de colores los monumentos y edificios públicos o decidir que inmensos árboles de Navidad hayan permanecido desde hace más de un año en las nueve rotondas de Managua, porque a ella le gustan o porque favorece el negocio de la venta de energía eléctrica a la Municipalidad.

Sin embargo, la primera dama no es caprichosa sólo en banalidades. Quienes se atreven a enfrentarla caen en desagracia y desaparecen del escenario político. Según el ex vicecanciller sandinista Víctor Tinoco, Ortega deposita tanto poder en Murillo porque confía cada día menos en sus colaboradores. La desconfianza hacia todos los han hecho formar una dupla de hierro.

El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) es una fuerza política muy distinta a la que sorprendió al mundo en 1979, cuando derrocó con las armas a una de las dictaduras más feroces de América Latina.

Surgido en los años sesenta como fuerza de jóvenes guerrilleros, el Frente, como todavía lo llama la gente, tomó el poder en 1979 y lo perdió en 1990, cuando su líder Daniel Ortega cayó en las urnas frente a Violeta Chamorro, tras una década de revolución, guerra y escasez.

Ortega pasó 17 años en la oposición y ganó en 2006 las elecciones con una oferta de trabajo y paz, un extraño discurso religioso y el apoyo de su aliado venezolano Hugo Chávez, que en los últimos cinco años le ha facilitado millones de dólares en petróleo y derivados.

Aunque pocos conocen la verdad sobre la ayuda que Chávez da a Ortega, datos del Banco Central de Nicaragua reportan ingresos promedio de al menos $457 millones anuales, que allegados al presidente manejan y multiplican a través de empresas mixtas privadas.

Tras su regreso al poder, y aún antes, el FSLN sucumbió al cambio de piel de Ortega, que se proclamaba marxista y ahora es devoto de la Virgen María y Jesucristo, a los que su esposa Rosario Murillo evoca en viñetas de radio mientras pide el voto en las urnas.

Parte de la aparente conversión del matrimonio Ortega Murillo es su alianza con el cardenal Miguel Obando, que fuera acérrimo antisandinista y es hoy figura infaltable en los actos de campaña de la pareja.

Para Dora María Téllez, que a los 24 años asaltó el Palacio Nacional (Congreso somocista) como una de las jefas de un comando armado, el partido sandinista ha sido transformado por Ortega y su esposa en una corporación familiar que ha mantenido las políticas económicas heredadas de los Gobiernos neoliberales



Violación de la veda electoral



Al mediodía del sábado 5 de noviembre, a través de los medios oficialistas, la primera dama hizo un llamado a los nicaragüenses para que voten por el presidente Daniel Ortega, aunque sin hacer alusiones directas al partido Frente Sandinista.

La esposa del presidente, quien es además la jefa de campaña del partido y coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, instó a la ciudadanía, utilizando un lenguaje cargado con símbolos religiosos, para que marquen la casilla del partido sandinista.  Inclusive dijo que personalidades "religiosas" le han llamado para manifestarle su apoyo a Ortega.

"Queridas familias nicaragüenses: ya vivimos en una Nicaragua mejor, hagámosla todavía mejor entre todos, fortalezcamos este hermoso proceso de reconciliación, de paz, de unidad, de democracia y de libre decisión de las familias nicaragüenses", pidió Murillo a las audiencias que la seguían por la radio y televisión oficialista, haciendo referencia a estos cinco años de gobierno de Ortega.

"Sigamos siendo cristianos, sigamos promoviendo la hermandad entre todos los nicaragüenses, sigamos trabajando para ser como familias, unas personas, seres humanos, mujeres, juventud, ancianos, adultos mayores, hombres, familias, que pensemos en todos por el bien de todos, que trabajemos con todos por el bien de todos", insistió.

En clara violación de la veda electoral, siguió: "Sigamos bendecidos, libres, prosperados, unidos, en victoria, en victoria, en victoria, con Nicaragua, con Nicaragua, con Nicaragua".

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