La economía de España agudiza día a día su crisis y sigue los pasos de otros países como Grecia, en riesgo de default por los altos niveles de déficit público. Los españoles apuntan a la gestión del socialista Rodríguez Zapatero, cuyas políticas no lograron poner freno a la debacle económica que este miércoles volvió a evidenciarse con un nuevo desplome de casi 2 por ciento del principal índice bursátil, el Ibex 35. "Usted deja una herencia envenenada", le espetó el líder opositor Mariano Rajoy a Zapatero en el marco de la presentación del balance de gestión que el primer mandatario realizó este miércoles ante el Parlamento.
El jefe del Ejecutivo español admitió, en una última y tensa sesión, que tras las elecciones generales del 20 de noviembre dejará su cargo sintiéndose "responsable" de la alta tasa de desempleo en España. La crisis económica que el líder socialista negó inicialmente cuando comenzó en 2007 ha dejado en el país casi cinco millones de desempleados, algo más del 20% de la población activa.
Hace algo más de un año, Zapatero intentó frenar el aumento del desempleo con una controvertida reforma laboral que abarató el despido. Le valió, en septiembre de 2010, una huelga general convocada por los sindicatos, los mismos con los que mantuvo una buena relación en su primera legislatura (2004-2008), marcada por las políticas y los avances sociales y en la que España registró la tasa de desempleo más baja en 30 años (8,3 por ciento en 2007).
La crisis económica y su gestión han sido la tumba política de Zapatero, de 51 años. El drástico plan de recortes que puso en marcha en 2010, con una reducción del gasto social incluida, hundió su popularidad, que fue alta durante su primer mandato. Él defendió a capa y espada la necesidad de las reformas para la reducción del déficit público, que el gobierno se comprometió con la Unión Europea (UE) a recortar hasta el 6% del PIB en 2011.
Lo hizo hasta el punto de empeñarse personalmente. "Tomaré las decisiones que España necesita aunque sean difíciles. Voy a seguir ese camino cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste", dijo.
Y a él y a su Partido Socialista (PSOE) les ha costado mucho. En las elecciones municipales y autonómicas de mayo de este año, los socialistas perdieron casi todo su poder territorial y el PP de Rajoy alcanzó la mayor cota de éste en su historia.
Ahora, a tenor de lo que llevan tiempo pronosticando las encuestas, Rajoy llevará a La Moncloa a la formación conservadora, que tras las dos legislaturas de José María Aznar (1996-2004) fue expulsada de ella por Zapatero.
El presidente del PP se sabe ganador. Por eso, habló en el Congreso de los Diputados como futuro jefe de gobierno. "En economía, hay que hacer un buen diagnóstico de la realidad y no engañar", le dijo Rajoy a Zapatero, entre otras cosas. "No hay que generar falsas expectativas".
Lo cierto es que Zapatero ha afrontado la peor crisis económica en la reciente historia de España, una crisis enmarcada en otra mundial, económica y financiera, en la que además últimamente los mercados están acosando al país.
El FMI apuntó a la falta de decisión política por la crisis
La crisis ha entrado en una nueva fase de carácter político que exige que las autoridades, sobre todo de Europa y los Estados Unidos, resuelvan de forma expedita la crisis de confianza que se ha extendido en los mercados y que tiene en los bancos uno de sus puntos de mira, que afrontan "pérdidas potenciales" de 300 mil millones de euros, advirtió el FMI.
"Los riesgos son altos y se está agotando el tiempo para abordar los factores de vulnerabilidad que amenazan al sistema financiero mundial y a la recuperación económica en curso", subraya el Informe de Estabilidad Financiera Global presentado este miércoles por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington.
De acuerdo con el estudio, las presiones soberanas en la eurozona "amenazan con reactivar un círculo vicioso entre el sistema bancario y la economía global". Según estima el FMI, la tensión en torno a la crisis de deuda de la eurozona ha afectado ya a los bancos de la Unión Europea, que afrontan "pérdidas potenciales" de unos 300 mil millones de euros.